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Cumbre sobre cambio el climático en Copenhague

Obama anuncia «in extremis» un acuerdo en la Cumbre del Clima

Tras más de doce horas de negociaciones, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció un acuerdo de mínimos forjado durante una reunión multilateral con Brasil, India, China y Sudáfrica. Aunque mostró su satisfacción, admitió que será «muy complicado» y «llevará un tiempo» cerrar un tratado que sea legalmente vinculante. Con los deberes ya hechos, abandonó la capital danesa.

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GARA | COPENHAGUE

Tras un intenso día de negociaciones y de declaraciones poco optimistas, la Casa Blanca anunció un «acuerdo significativo» con el primer ministro chino, Wen Jiabao, el indio Manmohan Singh y el presidente sudafricano, Jacob Zuma. Un alto funcionario estadounidense admitió que es insuficiente para luchar contra el cambio climático, aunque lo consideró «un primer paso importante».

Reconoció también que ninguno de los países está completamente satisfecho con lo logrado, si bien insistió en que se trata de un «paso histórico» que servirá de base para pactos más sustanciales en el futuro. El de ayer, según indicó, aporta un mecanismo para supervisar y verificar los recortes de emisiones en los países en desarrollo pero fija objetivos menos ambiciosos a los esperados.

El anuncio se produjo poco antes de la comparecencia del presidente estadounidense Barack Obama, que expresó su satisfacción. Aún así, reconoció que será «muy complicado» y «llevará un tiempo» cerrar un tratado que sea legalmente vinculante, lo que requerirá «más confianza» entre las partes.

Nada más llegar a Copenhague, abogó por alcanzar un acuerdo aunque «no sea perfecto». Con esa finalidad, por la mañana mantuvo una primera reunión con Wen, muy crítico con las propuestas planteadas por los países industrializados. Las discusiones estuvieron centradas en los puntos más calientes: el nivel de recorte de emisiones, la ayuda financiera para los países en desarrollo y las garantías de verificación de las medidas tomadas por cada país.

Según un funcionario estadounidense, el encuentro fue «constructivo» y permitió ciertos «progresos», sin bien no especificó cuáles fueron. Por la tarde se volvieron a entrevistar para aproximar posturas.

Tras atender varias intervenciones ante el plenario, el inquilino de la Casa Blanca se sumó a una reunión restringida de unos 30 mandatarios de todas las regiones y de países tanto industrializados (EEUU, UE, Japón, entre otros) como emergentes y en desarrollo (China, India, Brasil, México y Colombia).

El grupo se había encontrado por primera vez el jueves por la noche. Uno de los invitados fue el presidente brasileño, que ayer mismo abandonó Copenhague. En declaraciones a la prensa, afirmó que fue «una dura prueba. Someter a jefes de Estado a discusiones como las de anoche es algo que nunca había visto».

La delegación brasileña fue la primera en reaccionar al anuncio de la Casa Blanca. «Estamos muy decepcionados. No es el acuerdo que esperábamos pero al menos nos permitirá salvar algo y seguir negociando el año próximo las cifras que no han podido cerrarse», destacó el delegado Sergio Serra.

Explicó que Obama participó en una reunión con China, India, Sudáfrica y Brasil para intentar sellar un acuerdo sobre los gases contaminantes.

Ese fue el principal escollo ya que Beijing se oponía a mecanismos de «examen y valoración». El acuerdo llegó después de que esos conceptos se cambiaran por los de «consulta y análisis» de los objetivos de reducción de emisiones contaminantes de cada país.

Comentó que esos puntos se incluyeron en una propuesta, que estaba siendo traducida a una «declaración política» por parte de un grupo de trabajo. El siguiente paso sería presentarla a la sesión plenaria de la Cumbre de Cambio Climático para someterlo a votación.

Serra criticó la falta de compromiso de los países ricos y el hecho de que «no pusieran cifras definitivas sobre la mesa», tal y como exigían los países en vías de desarrollo.

Antes de darse a conocer este acuerdo «in extremis» los países del ALBA subrayaron en una rueda de prensa conjunta que rechazarán cualquier documento elaborado por un reducido grupo de presidentes reunidos en privado. Culparon a Obama, a la canciller alemana Merkel, al primer ministro británico, Gordon Brown, y al presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, del fracaso de la cumbre y denunciaron que «la ruptura de los procedimientos que se estaban llevando en la Cumbre».

«Aquí lo que se está debatiendo es si vamos a vivir o a morir. Estamos debatiendo salvar vidas o aniquilarlas», resaltó el boliviano Evo Morales. Incidió en que «si queremos salir orgullosos de este tipo de eventos debemos trabajar de manera transparente, democrática, para tener un documento que permita salvar vidas».

A lo largo del día se pudieron escuchar declaraciones poco optimistas. El presidente ruso, Dmitri Medvedev, admitía que «por las discusiones que he oído aquí, creo que aún queda un largo camino por recorrer». No obstante, mostró su esperanza de que «en un futuro cercano podamos hablar de una hoja de ruta que nos lleve a un acuerdo global» en la lucha contra el cambio climático.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy pasó del pesimismo, al optimismo y, después, a la decepción. Por la mañana, dijo es «duro, pero no vamos a pasar de un acuerdo mediocre». Más tarde, habló de «avances», para, al final del día mostrarse «decepcionado» por no haber fijado el cupo del 50%, de aquí a 2050, para la reducción de los gases con efecto invernadero.

Para lo que realmente han servido estas dos semanas es para visualizar la enorme brecha entre los países ricos y pobres. Las naciones en vías de desarrollo han aprovechado este foro para recordar «la responsabilidad histórica con el sur» y reclamar la reducción de las emisiones contaminantes para salvar el planeta.

FIDEL CASTRO

El líder de la revolución cubana Fidel Castro afirmó que la cumbre de Copenhague refleja el «caos» que vive el planeta. Denunció también «los métodos fascistas» empleados contra las miles de personas que han salido a las calles de la capital danesa.

protesta

Cerca de 1.500 personas desafiaron ayer a las gélidas temperaturas y se manifestaron para exigir la liberación de los activistas que siguen detenidos. Una de las manifestantes se puso en bikini para reflejar el calentamiento del planeta.

mucho frío

Al margen de las discusiones, el frío fue la nota dominante de la cumbre, en la que los problemas organizativos obligaron a miles de delegados, miembros de ONG y periodistas a hacer colas de varias horas en la calle para obtener sus acreditaciones.

EEUU y Rusia evocan un posible pacto de desarme

Ante el fracaso que ha supuesto la cumbre, Estados Unidos y Rusia han querido escenificar un inminente acuerdo sobre un nuevo tratado de desarme nuclear que sustituya al START, que expiró el pasado día 5.

En declaraciones a la prensa, el presidente estadounidense Barack Obama aseguró que en el encuentro mantenido en Copenhague con su homólogo ruso, Dmitir Medvedev, se produjeron «excelentes progresos» sobre el tratado de desarme y «nos encontramos bastante cerca de un acuerdo, que se cerrará a su debido tiempo».

Inicialmente, ambos países se habían fijado como objetivo que el nuevo documento estuviera listo antes de que expirara el START, algo que no se logró. Fuentes rusas indicaron que podría firmarse a lo largo de enero.

Medvedev agradeció a Obama que sea «un socio efectivo. Nuestras posiciones están muy próximas», resaltó. GARA

justificación

El ministro de Justicia danés, Brian Mikkelsen, justificó el arresto el sábado pasado de 1.200 personas. Esposadas, la gran mayoría pasó horas sobre el helado asfalto. Mikkelsen dijo habían impedido que Copenhague acabara «en llamas».

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