PATAGONIA Gietl-Schäli
Nueva vía dura en la este de la Poincenot
El italiano Simon Gietl y el suizo Roger Schäli crean la tercera línea de la cara este de la aguja en cuatro días y en estilo alpino. «Siéntete fuerte, pero no inmortal» es el nombre de la ruta, tiene 600 metros y dificultades técnicas de 6c en roca, A3+ en artificial y M5 en mixto.
Andoni ARABAOLAZA
Hace ya unas semanas os adelantábamos que el primer vagón de la temporada en Patagonia ya había salido. Era el estadounidense Colin Haley quien, por decirlo de algún modo, daba la señal de salida con su escalada en solitario de la ruta «Whillans» en la Aguja Poincenot. Por cierto, este alpinista ha escalado en estas últimas fechas, de nuevo en solitario, la vía «Amy» en la cara este de la Aguja Guillaumet.
No era una actividad de esas de primera línea; ni mucho menos. Pero la verdad es que hasta el momento no hemos recibido noticias de alguna escalada de esas de primer orden. Bueno, excepto la que os traemos ahora a estas líneas. Esta vez sí, a diferencia de algún que otro año «raro», el tiempo se está portando por aquellos lares como es habitual. Alguna ventanita de buen tiempo y nada más. Y eso que por allí se ha juntado un excelente plantel de alpinistas de todo el mundo.
Pues bien, las excepciones son para algo, y dos alpinistas como el italiano Simon Gietl y el suizo Roger Schäli han aprovechado muy bien las treguas que los temporales patagónicos conceden a los visitantes de sus montañas. La cordada Gietl-Schäli, aparte de aprovechar esa relativa tranquilidad del buen tiempo, ha sabido escaquearse por los pelos de las violentas tormentas que azotan las paredes graníticas. Sí, en una de sus actividades salieron vivos por los pelos.
Para mediados de noviembre, los dos protagonistas de estas líneas ya se encontraban en el «campo base» de El Chaltén. Como todos los que arriban a la zona, estos alpinistas tampoco quisieron perder tiempo. Y, en seguida, pusieron la maquinaria a punto.
El primer objetivo iba a a ser el Fitz Roy, una montaña que Schäli define como «la montaña perfecta». Gracias al buen tiempo, los escaladores tenían oportunidad de contemplar la grandeza del Fitz Roy, pero todavía no podían hincarle el diente ya que la botas de Gietl se habían perdido en algún aeropuerto de América del Sur.
Las previsiones infoman que durante las dos siguintes jornadas hará buen tiempo. El plan, como Schäli adelanta a GARA, será la ruta «Californiana»: «Estábamos muy motivados y por eso nos dirigimos al Fitz Roy, a esa mole de granito de 3.406 metros. La verdad es que no lo tuvimos nada fácil con las condiciones que presentaba la montaña. Tuvimos que darlo todo desde el comienzo, y es que nos topamos con 50 centímetros de nieve fresca. La decisión más adecuada hubiera sido darnos la vuelta, pero nosotros seguimos. En seguida nos dimos cuenta de lo dura y peligrosa que estaba la vía. Sí, otras cordadas que también se habían decantado por la vía Californiana decidieron retirarse. Finalmente hicimos cima, pero la situación allí arriba era muy comprometida con nieve dura y fuerte peligro de avalanchas».
El descenso también se convirtió en una dura experiencia. Bajaron por la para ellos desconocida vía «Franco-argentina». El objetivo era muy claro; huir del temporal que les seguía. Un temporal que el propio Ermanno Salvaterra, quien por el momento no ha tenido mucha suerte, aseguró que «hasta ahora nunca había visto una tormenta así». Y si lo dice Salvaterra será por algo. En definitiva, Gietl y Schäli escalaron la ya clásica «Californiana» muy rápido y en condiciones muy que muy precarias.
A la Poincenot
Tras la actividad en el Fitz Roy y la llegada del mal tiempo, el «ocio» iba a ser el rey de cada jornada:«Los días eran muy agotadores con la práctica de la trilogía que vivíamos en El Chaltén: chocolatería, búlder y cervecería. A pesar de todo, tuvimos tiempo suficiente para analizar nuestro siguiente reto y para cerciorarnos de que la línea que queríamos escalar todavía era virgen. Una vía directa desde las rampas de la «Whillans» hasta la cima de la Aguja Poincenot en plena cara este».
Una línea que se encuentra entre la clásica «Whillans» a su izquierda y la «Patagónicos desesperados» de Piola-Anker de 1989 a su derecha; las dos únicas líneas en esa vertiente.
Schäli, que venía más que entrenado tras la liberación de la «Directa Japonesa» de la norte del Eiger junto a Robert Jasper, tenía muy claro que la apertura era posible: «La ruta en sí comienza en la misma rampa de nieve de la Whillans. A partir de allí, la línea que hemos creado Simon y yo recorre de forma directa hasta la cumbre un gran muro vertical y muy difícil. Tras superar esas rampas en nieve de 45º, estábamos ante el muro de granito. Recto, muy recto, nos dirigimos hasta el headwall. La escalada iba desarrollándose como esparábamos hasta que nos topamos con una placa superlisa de 20 metros. Estuvimos escalando largos en libre, pero esta sección, la clave de toda la ruta, se presentaba casi como imposible. Tuve que poner en práctica toda mi experiencia en escalada artificial para subir esta sección que me llevó nada más y nada menos que 15 horas. Tras sufrir lo indecible, a partir de esa zona la escalada empezó a ser más generosa. Un sistema de guapas fisuras nos llevó hasta la cima».
En total fueron cuatro jornadas para una actividad que la han realizado en estilo alpino. La nueva vía lleva por nombre «Fülh dich stark aber nicht unsterblich» (Siéntete fuerte, pero no inmortal), tiene 600 metros y dificultades técnicas de 6c en libre, A3+ en artificial y M5 en mixto. Antes de partir de Patagonia, la cordada también escaló la «Red Pillar» a la Mermoz: «Ha sido otra hermosa ruta y una feliz culminación. El año que viene nos vemos de nuevo en Patagonia».
La línea creada por Simon Gietl y Roger Schäli es la tercera de la cara este de la Aguja Poincenot. Escalaron en estilo alpino y en cuatro días.
Tuvieron que superar duras dificultades técnicas. Para la sección clave, la de 20 metros lisos (A3+), Schäli necesitó 15 horas de escalada.