Empezamos bien el año con las subidas de precios. Casi siempre crecen más de lo que lo ha hecho la inflación. Por ahí comienzan a llenarse los bolsillos a costa del sudor y la vida de los trabajadores.

Una de las que más llama la atención es el coste de la energía eléctrica. El Gobierno español ha cedido a la presión de las eléctricas, una de ellas de origen vasco como Iberdrola, que siempre se quejan, pero que ejercicio tras ejercicio obtienen suculentos beneficios económicos. José Luis Rodríguez Zapatero y sus ministros han aprobado una tarifa de subida media del 2,64%. El IPC apenas crecerá en 2009, con lo que esa subida es todo un atraco para los ciudadanos, porque, a pesar de lo que se quejan los empresarios, muchos de ellos repercuten la subida en los precios, pero los demás tenemos que callar y fastidiarnos.

El gas natural, de momento, no ha subido, pero el año es muy largo; ya lo hará. Tiempo al tiempo. Los gobernantes, al final, siempre ceden ante las empresas poderosas. Las eléctricas lo son. Nos venden por delante que apuestan por la energía verde, pero en la retaguardia siempre llevan su reivindicación de alargar la vida útil de las centrales nucleares, cada vez más peligrosas por antiguas. Lo dijeron al unísono, a puerta cerrada, todos los responsables de las compañías energéticas en la Subcomisión de Análisis de la Estrategia Energética española en el Congreso, hace un par de semanas. Estos empresarios no tienen fondo. Piden, piden y piden, al final siempre habrá un «rodriguezapatero» que les atienda sus demandas.

Todavía colea lo que ha pasado con el empresario de los empresarios, Gerardo Díaz Ferrán. Presidente de la patronal española (CEOE). Siempre dispuesto a dar consejos para recortar salarios, resulta que ha hundido la empresa Air Comet dejando a casi 700 trabajadores en la calle y diciendo que él no hubiera volado en su compañía, de la que es el principal socio. Vendía billetes hasta segundos antes de su cierre. Un atraco. Los usuarios son los que peor salen parados. Con estos empresarios negocia el Gobierno español reformas laborales. Ya sabemos qué se puede esperar de ellos. Así estamos, en la cola de Europa en paro y protección social.