Desafortunado punto y aparte
El Mallorca prolongó su buena racha como local a costa de la del Athletic, que no caía lejos de San Mamés desde el pasado 25 de octubre. La fortuna acompañó a los baleares, que se adelantaron con un gol de rebote, aunque el equipo bilbaino no supo inquietar.
MALLORCA 2
ATHLETIC 0
Amaia U. LASAGABASTER
El cambio de calendario se tradujo en un punto y aparte para el Athletic. El Mallorca hizo valer su buena racha, acabando con la de su rival, en un partido en el que la fortuna tuvo casi tanto peso como el fútbol.
No en vano fue un gol de rebote -aunque después llegaría la puntilla- el que desniveló el encuentro, bastante igualado hasta entonces, impidiendo en buena medida que los rojiblancos celebrasen su cuarta victoria consecutiva a domicilio en Liga. Esa dosis de infortunio, sin embargo, tampoco puede ocultar las lecturas negativas que arrojó el encuentro. Por ejemplo, la demostración de que no siempre basta con madurar los partidos y dejar pasar el tiempo, confiando en la pegada, hasta que llegue la ocasión de romper. Sobre todo cuando enfrente no hay un rival en apuros, de los que necesita reafirmarse pronto para no caer víctima de la ansiedad, sino uno que también puede permitirse el lujo de tomarse la vida con calma. Y más aún si ese rival también se sabe en un momento dulce y apuesta por una táctica similar, no arriesgar un ápice y confiar en la pegada. El partido se convierte así en una ruleta rusa, en la que el primer error de bulto, o el primer chispazo de genio, o el primer guiño de la fortuna decide el ganador.
Lo que sucedió, en definitiva, en Mallorca. Donde además el Athletic se sintió menos cómodo que en los últimos partidos, precisamente porque esas actuaciones se las había estudiado muy bien Gregorio Manzano, que renunció a un delantero y engordó su centro del campo para neutralizar la fortaleza de los medioscentros que viene alineando últimamente, y con buenos resultados, Joaquín Caparrós. La apuesta le salió bien al técnico jienense; las fases en las que se rompió el equilibrio que reinó en el encuentro lo hizo del lado bermellón.
Ninguna de las mismas llegó en el primer tiempo, tan igualado como soporífero. La concentración de jugadores en el centro del campo provocó que el parón navideño se prolongase hasta el descanso para los dos porteros. Apenas provocaron el «uy» en la grada un par de escarceos de Aduriz y las respuestas, igualmente intrascendentes, de Javi Martínez y Llorente.
Iraizoz el mejor, pero para nada
Lamentablemente, no hubo tiempo de comprobar si alguno de los dos equipos tenía previsto cambiar de plan tras el descanso porque la suerte, buena o mala dependiendo del bando, decidió los derroteros por los que habría de desarrollarse la segunda parte y también el nombre del vencedor.
A los cuatro minutos de la reanudación Julio Álvarez remató desde la frontal un balón que se envenenó al tocar en la espalda de Amorebieta, dejando sin efecto la estirada de Iraizoz. Se desquitó el navarro evitando el segundo, cantado, al desviar la pelota con la punta del pie casi de inmediato; y también pocos minutos después, cuando se sacaba una gran mano para despejar otro remate de Aduriz.
Llegaron entonces, ya con Muniain y De Marcos sobre el césped, las dos mejores ocasiones del Athletic: un servicio de Llorente al que Muniain no llegó por poco y, sobre todo, una contra perfecta de los rojiblancos. Casi perfecta, porque la fortuna no cambió de chaqueta y el remate de Llorente lo despejó Josemi a córner junto a la portería, cuando el balón ya había superado a Aouate.
Para ahondar en la herida, en menos de un minuto llegaba la puntilla mallorquinista. Un error en el centro del campo rojiblanco permitió a Borja Valero habilitar a Aduriz para que el donostiarra anotase el 2-0.
Quedaba casi media hora por delante, pero el partido se acabó ahí. Por un lado, por la considerable ventaja y, sobre todo, por la casi inexistente reacción de los rojiblancos. La mejor ocasión hasta el final, de hecho, llegó en el área bilbaina, con Iraizoz luciéndose de nuevo para despejar un remate de Castro.
La buena actuación del navarro, lamentablemente, no bastó para que el Athletic inaugurase el año en posiciones europeas. El próximo domingo le toca demostrar en Málaga si lo de ayer fue un cambio de párrafo o un punto final.
Joaquín Caparrós no puso reparos a la victoria del Mallorca, conocedor de los caprichos de la fortuna, pero también de que al Athletic le faltó algo ayer para estar a la altura de compromisos anteriores.
A la hora de analizar el encuentro, el entrenador andaluz aseguró que se había desarrollado, resultado al margen, tal y como cabía prever. Es decir, con un error o, en este caso, una acción afortunada, como única manera de romperlo. «El partido estaba para eso. Era un partido frío, en la primera parte no habíamos hecho casi ninguna ocasión ninguno de los dos, los dos equipos nos respetábamos mucho... El clásico partido del inicio después de las vacaciones, que estaba para ese tipo de situaciones, para que el primero que metiera tuviera muchas posibilidades de quedarse con los tres puntos», explicó. Fue el cuadro local el que lo consiguió, al romper el partido «en una acción de fortuna, pero este juego es así -admitió el técnico-. Nosotros después no la hemos metido en nuestras ocasiones y ellos han acabado sentenciando».
De todos modos, y pese a insistir en que «los dos equipos estábamos parejos hasta que ha llegado el gol y por eso la primera parte ha acabado con empate a cero y una ocasión para cada uno», Caparrós también reconoció que su equipo no estuvo todo lo fino que le habría gustado. Ni siquiera en ese primer tiempo más igualado, en el que «nos ha faltado asegurar el último pase, no teníamos claridad...». Quiso dejar claro el técnico rojiblanco que «no nos ha faltado actitud, pero sí meter otra velocidad». En este sentido, explicó que «veníamos con la idea de apretar más, de jugar con más ritmo... Sabíamos que el Mallorca es un equipo que se maneja muy bien al contragolpe y además con Borja han metido más gente en el centro del campo; los dos teníamos mucha gente ahí, pero a nosotros nos ha faltado meter otra velocidad», insistió.
Tampoco se fue satisfecho el protagonista involuntario del primer gol. Un Fernando Amorebieta para el que el Athletic «tampoco ha estado muy fino, atrás hemos tenido problemas. Sabiendo que ellos iban a jugar a la contra; no hemos sabido hacerles frente y nos han hecho daño», reconoció. Lamentó, de todos modos, que «a pesar de no haber estado muy bien, el partido podía haber cambiado del todo si nosotros también hubiéramos tenido esa fortuna, si llega a entrar la ocasión de Fernando». E igualmente, claro está, lamentó la acción del primer tanto. «Él golpea bastante flojo y Gorka la paraba seguro, pero al darme en la espalda se desvía y Gorka ya no puede hacer nada».
En definitiva, un palo «duro, sabiendo que si ganábamos nos poníamos muy muy bien. El próximo partido no se nos puede escapar», recalcó.GARA
La que mantenía como visitante, con tres triunfos consecutivos -cuatro con el de Viena- no fue la única buena racha que vio rota el Athletic. La de ayer también fue la primera derrota que encajaba en Mallorca desde la temporada 04/05, cuando cayó por 4-3. Desde entonces, había ganado dos partidos y empatado otros dos.
Aunque posiblemente no acabara con ganas de celebraciones, el partido de ayer fue especial para Carlos Gurpegi, que alcanzó los 200 compromisos oficiales con el Athletic. El navarro debutó con la camiseta rojiblanca el 31 de marzo de 2002 y desde entonces ha disputado 163 partidos de Liga, 21 de Copa, 14 de competición europea y 2 de Supercopa.