El preso político donostiarra Juan José Rego Vidal, gravemente enfermo, fue ingresado el miércoles en el Hospital de Palencia tras sufrir un infarto. El jueves fue trasladado al Hospital de Valladolid para regresar el mismo día a Palencia, donde se encuentra ingresado. En Valladolid le practicaron un cateterismo cardíaco. Durante estos días ni sus familiares ni su abogado han podido visitarlo. Según informó Etxerat por la tarde, ahora se encuentra en situación estable y tiene dos arterias totalmente obstruidas.

A Rego Vidal le diagnosticaron en julio del año pasado la primera angina de pecho y el 25 de diciembre sufrió la segunda, ésta más grave todavía. En este caso, el donostiarra fue tratado y medicado en la enfermería de la prisión de Dueñas (Palencia). Ante esta situación, Iñigo Alkain, miembro de Etxerat, denunció ayer que la dirección del centro no tuvo en cuenta la «gravedad» de la situación.

Esta semana, después del ataque al corazón, los familiares no conocieron lo sucedido hasta que otros presos del centro les informaron. Así las cosas, Alkain manifestó que la falta de asistencia sanitaria, la «dejadez» de la dirección de las cárceles y, en definitiva, la aplicación de la «criminal política penitenciaria» vigente «ponen en riesgo a diario la vida de los encarcelados».

Compromisos «reales»

Especialmente cruel es el caso de este donostiarra de 70 años de edad, de los cuales dieciséis los ha pasado en prisión. Juan José Rego es un preso enfermo con un importante riesgo cardiovascular lo que, como desde hace tiempo vienen explicando los médicos que lo han tratado, se traduce en peligro de sufrir infartos de corazón u otro tipo de trombosis. Además, el preso donostiarra padece problemas oftalmológicos, que a causa de una degeneración congénita «casi no ve» y necesita lupas especiales en su vida cotidiana. Asimismo, su capacidad auditiva es «muy limitada» y padece problemas prostáticos, entre muchas más afecciones.

En cualquier caso, la alerta lanzada por Etxerat ha vuelto a destapar la grave situación que viven los presos políticos vascos gravemente enfermos. Como muestra de esta situación, junto con el de Rego, recordaron el caso del bilbaino Igor González, que intentó quitarse la vida.

Los miembros de Etxerat Lurdes Zabalegi e Iñigo Alkain, que comparecieron ayer en Usurbil acompañados por casi un centenar de familiares de presos, mostraron su voluntad de «tocar todas la puertas que sean necesarias» tanto en Euskal Herria como fuera.

Así, afirmaron que con la misma «fuerza» demostrada el pasado sábado en la manifestación de Bilbo, que reunió a 44.000 personas, reclamarán compromisos «reales» y «realizables» a agentes políticos, sociales y sindicales a lo largo de 2010 con el objetivo de que los derechos sean respetados. Para Etxerat es necesario un cambio en la política penitenciaria.