CRíTICA teatro
Belleza mineral
Carlos GIL
El imaginario de Joseba Sarrionaindia plasmado en poemas visuales, colocados en un patio de vecindad. Ventanas, bancos, personajes grises, de colores, el narrador, su sombra. La inocencia, la imaginación, las voces del vecindario trascendidas en un coro operístico, en una banda sonora onírica, que convierten ese recuerdo, esa memoria en un lugar casi mágico, donde se producen los prodigios, en los que la vida sucede más allá de lo normal. Una sublimación de una infancia cargada de simbologías, donde habitan las imágenes más inverosímiles.
Excelente trabajo de dramaturgia. Su expresión estética logra mantener una excitación constante debido a la profusión de estampas, de cuadros, de escenas condensadas, con predominio del espectáculo circense, mágico, con cantos que transportan, movimientos seriados, medidos, coreografías en espiral que se transforman con baños cromáticos, con efectos, en una sucesión de estimulaciones sensitivas, formales, en los que el texto queda atrapado. O es directamente un subtexto.
Grandioso espectáculo, de una belleza mineral, preñado de hallazgos escénicos, presidido por una dominación cerebral, matemática, como una ecuación perfectamente resuelta, pero a la que le pediríamos algo más de entraña, de vida, de error, de casualidad, de emoción. La belleza y su perfección agradan, apabullan, nos colocan ante la admiración, el aplauso, la satisfacción. Hemos sentido su vértigo. Y nos sigue faltando un poco más de pasión. Acaba de nacer un gran director omnisciente. Este espectáculo lo certifica.