Nazanín Amirian 2010/1/12
Yemen: el nuevo estado terrorista
insurgente
La Guerra contra el Terror sigue dando sus frutos. La OTAN se pone las botas para asaltar el antiguo reino de Saba, la nueva amenaza a la paz del planeta. Ubicado en la estratégica ruta marítima de la Península Arábiga, el territorio de Yemen da al Mar Rojo, al estrecho de Bab al Mandab, al Golfo de Adán, al Mar de Arabia y al Cuerno de África, puntos vitales en la exportación mundial de petróleo. Dentro de poco, será apodado «estado fallido» y convertido en un territorio tutelado.
El último ataque contra los supuestos refugios de Al Qaeda en Yemen ha dejado cientos de muertos y el desplazamiento de miles de civiles.
Resultado de una compleja unificación en 1981 del Yemen del Norte y del Sur -que fue en 1967 el primer estado marxista árabe de la historia-, el gobierno del Presidente Ali Saleh ha abierto varios frentes: contra la población del sur, que al quedarse excluida del reparto de la renta del petróleo, mira con nostalgia a su pasado socialista e independiente; contra la presión del extremismo islámico, y también la de EEUU para aplastarlo, y por fin contra los chiitas del norte, acusados de traición por sus lazos con el enemigo iraní. (....)
Sin embargo la guerra en mayúscula se está librando entre el eje China-Rusia y EEUU, arbitrada por el astuto presidente yemení. Frente a las inversiones de carácter militar del país de Obama, Saleh ha convertido a Pekín en su principal socio comercial y el gestor de la transformación de las infraestructuras del país. También ha reducido su dependencia de Washington, firmando acuerdos militares con Rusia (...).
Imperdonable osadía a ojos de la Casa Blanca. Lo que ocurra a partir de ahora con Yemen alcanzará directamente a Arabia Saudí. Sus príncipes wahabitas -a pesar de ser aliados de EEUU en neutralizar los proyectos progresistas en el mundo árabe- temen el objetivo último del Pentágono: garantizar el dominio absoluto y duradero de Washington sobre los recursos de la Península Arábiga. Las barbas a remojar, y las espadas en alto.