Allan McDonald 2010/1/15
La calamidad en blanco y negro
Rebelión
A la isla llegó el olvido antes que la muerte, pero claro, la muerte fue puntual y con su puño de Dios en nombre de la naturaleza arrasó los escombros de miseria y no quedó piedra sobre piedra de lo que fue Haití, el primer país libre del hemisferio y el que abolió la esclavitud además de ser la base desde donde nuestros próceres se protegieron y luego lucharon contra la élite de los illuminatis comandados por ingleses, portugueses, franceses y españoles. (...)
La crisis ambiental que sufre Haití aumenta la presión por la tierra. Solamente entre el 1 3% de las tierras de Haití gozan de cobertura forestal. La erosión del suelo reduce cada vez más la producción de alimentos para una población en rápido crecimiento.
A principios del siglo XIX uno de los primeros actos de Toussaint Louverture, en la recientemente independizada Haití, fue nacionalizar toda la tierra productiva del país. Después de su arresto y extradición a Francia, Jean Jacques Dessalines ordenó un programa minucioso de redistribución de la tierra. Dos de los más famosos líderes campesinos, Goman y Accau, organizaron movimientos campesinos exigiendo una reforma agraria. El movimiento de los Cacos, de 1915 a 1919, estaba compuesto por campesinos desposeídos, muchos de los cuales habían sido despojados de sus tierras por los marines de Estados Unidos.
Después de la expulsión de Jean Claude Duvalier en 1986, una de las principales reivindicaciones del movimiento popular democrático fue la recuperación de las tierras expropiadas y la reforma del sistema de tenencia de la tierra.
El movimiento por la reforma agraria en Haití ha sido sistemática y violentamente aplastado. Uno de los más violentos ejemplos luego de la partida de Duvalier se dio en Jean Rabel en julio de 1987: un grupo de tonton macoutes respaldado por terratenientes locales masacró a 300 personas, miembros de una asociación campesina que pedía la devolución de las tierras que les habían sido robadas.
Un pasado bañado en sangre y olvido, dolor y hambre, ha tenido esta isla, lo que vino hacer la naturaleza endiabla y sin piedad fue a desnudar nuestras miserias de seres humanos, que hemos vivido hartándonos banquetes burgueses y poniéndonos nostálgicos frente al Internet, como si la pobreza solo existiera en el Google, esa es nuestra miseria, y más grande la miseria moral de Estados Unidos que sólo se refugia en los brazos del oro robado de las arcas del petróleo.
Hoy Haití es un ala tirada al mar, rota y abandonada, mientras llegan los marines a terminar con los últimos escombros que quedan.