CRíTICA cine
«Sobrepasando el límite»
Mikel INSAUSTI I
Debido a sus radicales métodos de actuación, que en parte recuerdan a la violencia que atacaba repentinamente a Michael Douglas en «Un día de furia», el personaje interpretado por Tim Robbins es presentado por las autoridades locales como un perturbado mental. No obstante, no es más que un sufrido neoyorquino que inicia una cruzada personal contra el ayuntamiento por aquello que cree justo. Teniendo en cuenta que éste es el segundo largometraje de Henry Bean, y que en su anterior «El creyente» evidenció que le atraen las tipologías contradictorias con el extraño caso esquizofrénico de un nazi-judío, parece concluir que es la presión externa la que lleva a tales comportamientos aparentemente anormales. Así, el ruido de la calle convierte a un tranquilo padre de familia en una especie de Michael Moore incontrolado, hasta el punto de descuidar la atención a los suyos por culpa de la causa que le obsesiona.