Belén Martínez analista social
Haití 1791-2010
Haití, el país más empobrecido del Hemisferio Occidental, el «primer productor mundial de desdichas y de zombis», dice René Depestre en el poema «El neumático incendiado». Haití deforestada. Nos dicen que los pobres cortan los árboles para mitigar el frío y alimentarse. Lo que no cuentan es que empresas americanas se benefician de las resinas para su aplicación en la industria aeronáutica. Haití Zona Cero. La secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Janet Napolitano, amenaza: «No hagan que desviemos nuestros esfuerzos de rescate y ayuda necesarios para Haití al tratar de marcharse en este momento». El embajador haitiano en Washington, Raymond Joseph, graba un mensaje en creole para disuadir a la población. Guantánamo es uno de los destinos para quien ose desobedecer. Haití indómito. A pesar haber ocupado militarmente el país durante 19 años, EE.UU. subestima el coraje de las y los descendientes de aquellos hombres y mujeres esclavizados que se reunían en el Bwa Kayiman y que, una noche de agosto del año 1791, se sublevaron para convertirse en hombres y mujeres libres. Colonizada y devastada, la primera República negra resistió frente al embargo. ¿Deudas condonadas? Al otro lado, en ese paraíso que nos venden los operadores turísticos, braceros haitianos en la zafra azucarera viven como esclavos en bateyes (barracones). Haití, el país de los «papa doc» y «baby doc». Haití, tierra de oufos, vudú y lamayòt. Haiti, el mensaje-verso de Depestre: «Yo voto por Toussaint Louverture en contra del eterno retorno del látigo a mi lomo. Salgo huyendo del viejo orden gemelo bárbaro/civilizado». ¿Y la ONU? Más ausente que nunca.