Obama aspira a recuperar la iniciativa en su discurso del estado de la Unión
Un año en la Casa Blanca y primer discurso sobre el estado de la Unión. Obama busca retomar la iniciativa política tras unas últimas semanas de duros reveses para sus aspiraciones y promesas de llevar a cabo, vía reformas, una refundación de la primera potencia mundial.
GARA
El presidente estadounidense, Barack Obama, aspira a retomar la iniciativa política tras el discurso sobre el estado de la Unión que tenía previsto ofrecer esta madrugada (a las 21:00 hora en Washington) ante los miembros del Congreso de EEUU (Cámara de Representantes y Senado al completo).
Retransmitido en directo por las principales cadenas de televisión, el primer discurso de este género de Obama -la tradición estipula que el nuevo presidente debe esperar un año para esta importante cita-, llega en el peor momento para el inquilino de la Casa Blanca.
El revés de la pérdida de la mayoría cualificada demócrata en el Senado tras la derrota electoral de la semana pasada en Massachusetts, unido al golpe del Tribunal Supremo al dejar sin efecto las limitaciones a la financiación privada de las campañas electorales, ha sido la culminación de un final de año horrible para Obama, con el atentado fallido contra el avión Amsterdam-Detroit y su lenta pero inexorable pérdida de popularidad en las encuestas.
El electorado no ve por ningún lado el cambio prometido por Obama tras su histórica victoria. La dificultad de la economía estadounidense para superar la recesión y, sobre todo, el índice de desempleo -un 10%- están suponiendo una losa en este inicio de legislatura lo que, unido al férreo marcaje republicano y a su demagogia en torno a iniciativas de reforma como la de la Sanidad está dejando al primer presidente negro de la historia con un muy escaso margen de maniobra.
Guiño a la clase media
La mayoría de los analistas dan por abortado uno de sus proyectos estrella, el de la ampliación de la cobertura sanitaria a decenas de millones de estadounidenses que carecen de ella.
La derrota de Massachusetts y el vértigo de la mayoría demócrata estarían en el origen del cambio en las prioridades por parte de la Administración Obama. Ocurre que este giro puede convertirse en un tobogán que se lleve por delante otras grandes promesas del presidente, tanto en el ámbito de la lucha contra el calentamiento climático como en la reforma del sector financiero, principal, aunque no único, responsable de la actual crisis global.
Sin abandonar su retórica voluntarista -ésa que tan buenos créditos le dio en período electoral-, Obama ha prometido esta semana que continuará luchando para «cambiar Washing- ton», ese tótem que para el estadounidense medio es sinónimo de politiquería e intereses partidistas.
El problema es que ocurra finalmente al revés, que Washington le cambie a él, si no lo ha hecho ya. Por de pronto, este tipo de promesas más genéricas son mucho más legibles por parte del electorado que los anuncios de reformas de la Sanidad, Educación, o el Medio Ambiente, que presuponen un coste para las arcas públicas, ya de por sí exhaustas.
De ahí el anuncio-promesa de Obama de reducir el déficit y de atender a la clase media que, según todas las filtraciones, se incluye en la letra del discurso que tenía previsto leer Obama ante las dos cámaras del poder legislativo estadounidense.
Guantánamo se cerrará antes de que expire el actual mandato de Obama, anunció su enviado especial, Daniel Fried. Obama prometió el 22 de enero de 2009 su clausura en el plazo de un año.
Obama aprobó operaciones militares y de los servicios secretos estadounidenses en Yemen, filtraron fuentes militares a «The Washington Post». La colaboración con Sana'a llega al punto de la creación de un centro de operaciones conjuntas.
La rama iraquí de Al-Qaeda ha reivindicado los atentados con bomba contra tres hoteles en Bagdad, que dejaron el lunes un saldo de 36 personas muertas. Asume también otras tres anteriores olas de atentados en la capital iraquí.
Barack Obama prometió transparencia en su Gobierno, pero en el primer año ha afrontado más de 300 demandas que exigen la divulgación de informes, afirmaba ayer el diario «The Washington Post». Los demandantes se quejan de lo poco han cambiado las cosas desde los años en que gobernó George W. Bush, indicó el rotativo.
Pese a que Obama prometió que su Administración sería la «más abierta» en la historia, muchas veces las agencias gubernamentales, en nombre de la seguridad nacional y la protección de deliberaciones internas, se resisten ante las solicitudes de divulgación de datos.
En los últimos dos años del Gobierno de Bush hubo 278 demandas, en 2007, y 298, en 2008, según el diario. La Casa Blanca alega que esas cifras son superiores y que la discrepancia se debe a errores en cómo se archivan esos documentos legales. Además, insiste en que la enorme divulgación de informes, incluyendo algunos secretos bajo la Administración Bush sobre los métodos coercitivos en los interrogatorios a sospechosos, ha sido histórica. GARA