El Estado pisa el acelerador represivo
Una jornada más, varios testigos insistieron ayer en que ni «Egunkaria» ni ninguno de los procesados tuvo nada que ver con ETA, poniendo de manifiesto una realidad palmaria a la que sólo la acusación cierra los ojos. El juicio se acerca a su conclusión en su fase de vista oral, acrecentando cada día la sensación de injusticia que, una vez más, planea sobre la Audiencia Nacional en forma de criminalización de todas aquellas ideas que no comulgan con el credo oficial de la versión más reaccionaria de un Estado decidido a pisar el acelerador en su estrategia represiva, sea al precio que sea. Una sensación que ayer se confirmaba cuando los pasillos del tribunal especial vivían una frenética actividad con ciudadanos vascos como desafortunados protagonistas. Mientras los acusados por el caso «Egunkaria» afrontaban los últimos compases del juicio, Arnaldo Otegi, Itziar Galardi y Josune Irakulis asistían también como encausados al proceso que les juzga por «enaltecimiento del terrorismo» y «reunión ilícita» por denunciar la situación de Joxe Mari Sagardui, Gatza -tal y como se analiza en el editorial de esta misma página-. Y no tardarán en atravesar esos mismos pasillos los cinco detenidos el martes por la Ertzaintza. La Audiencia Nacional funciona a pleno rendimiento, ésa es por el momento la pobre y única apuesta de Madrid para solucionar su conflicto con Euskal Herria.