Crisis política en el Norte de Irlanda
La abolición de la Comisión de Marchas, en el ojo del huracán
La decisión de los mandatarios británico e irlandés, Gordon Brown y Brian Cowen, de abandonar las negociaciones de Belfast, ha sido un anticlimax para las negociaciones. El viceprimer ministro en el Ejecutivo norirlandés, Martin McGuinness, de Sinn Féin, manifestó su desilusión con el resultado de los encuentros, e identificó la demanda del DUP de abolir la Comisión de Marchas como el obstáculo para lograr un acuerdo sobre las transferencias.
Soledad GALIANA | DUBLÍN
El empeño unionista por hacer de la abolición de la Comisión de Marchas una precondición para la transferencia de las competencias de Justicia y Policía amenaza con colapsar las instituciones norirlandesas.
El desencuentro entre Sinn Féin y DUP, socios mayoritarios del Gobierno pluripartito en el que también participan los nacionalistas del SDLP y los unionistas del UUP, ha llegado a tal extremo que es difícil vislumbrar un acuerdo a pesar de las declaraciones positivas del primer ministro británico, Gordon Brown, y del irlandés Brian Cowen. Son ya tres días y dos noches de reuniones urgentes.
A las puertas del castillo de Hillsborough, la residencia del secretario de Estado británico Shaun Woodward, Martin McGuinness se dirigió a los medios en presencia de los miembros del equipo negociador republicano, entre los que estaba el presidente de Sinn Féin, Gerry Adams, para expresar su enfado. «Creo que hemos sido extremadamente pacientes y comprometidos durante los últimos dieciocho meses mientras intentábamos persuadir al Partido Unionista Democrático (DUP) de que fueran nuestros socios de progreso. En los últimos días, los dos gobiernos se han unido a este esfuerzo. La decisión del DUP, a petición de la Orden de Orange, de anteponer la abolición de la Comisión de Marchas a la transferencia de las competencias de Justicia y Policía, muestra que no hemos conseguido nada», afirmó.
Incluso desde el DUP, aunque claramente desde un punto de vista distinto, se califica la cuestión de la abolición de la Comisión de Marchas -que regula y decide sobre los permisos y recorridos de manifestaciones políticas y desfiles orangistas- de «tóxico». Claro está que para el DUP, cuyos miembros están cercanamente asociados con las órdenes orangistas -que exaltan la cultura de los protestantes en el norte de Irlanda y cuya denominación se refiere al holandés Guillermo de Orange, que derrotó al legítimo rey británico católico James- la «toxicidad» se refiere a la negativa de la Comisión a que algunos de sus desfiles transcurran por áreas de población católica.
Lo que para los unionistas representa una expresión cultural, en la práctica, para los católicos que, verano tras verano han sufrido estos desfiles, éstos no son más que una expresión de supremacía. Es el caso de los vecinos de Garvaghy Road, una barriada católica de la localidad de Portadown, que hasta 1998 tuvieron que sufrir el desfile de Drumcree, y la violencia de los orangistas y de la Policía.
La condición previa presentada por los unionistas ha generado una profunda preocupación en esta comunidad, ya que saben que el hecho de que la comisión haya prohibido un recorrido orangista que atraviesa sus calles, es una asignatura pendiente para el DUP.
El «modelo Derry» propuesto por los unionistas ha sido rechazado por los vecinos, que aseguran no funcionará en su caso. Esta propuesta se sustenta en el diálogo a nivel local, y fue ideada por un empresario de Derry para solucionar el conflicto entre los residentes del nacionalista Bogside y los Apprendice Boys protestantes, cuyas marchas en la ciudad derivaban en encontronazos violentos.
El plan de Paddy Ashtown se basa en la creación de un foro cívico donde vecinos y representantes orangistas negocian, dialogan y deciden en condiciones de igualdad. Pero los vecinos de Garvaghy Road alegan que hace diez años ya fracasó una propuesta similar. «El Gobierno británico tuvo que retirar la propuesta cuando reconoció que la composición de ese foro cívico hubiera favorecido a la Orden de Orange, situando en clara desventaja a los nacionalistas de Garvaghy Road», afirmó Breandan MacCionnaith, que durante años representó a los residentes nacionalistas.
Para los católicos de Portadown, la Comisión ha sido clave para mejorar su situación. La últilma marcha, acompañada de cargas policiales, fue en 1997. Desde entonces, gracias a que se prohibió su paso por este barrio, sus vecinos han podido disfrutar de «veranos pacíficos».
El viceprimer ministro Martin McGuinness mostró su decepción por no haber cerrado un acuerdo y afirmó que no aceptarán que «los derechos de los ciudadanos estén sometidos a un veto unionista o a condiciones de la Orden de Orange».
«El cambio en el recorrido de las marchas orangistas por parte de la Comisión de Marcha ha conseguido que nuestra comunidad disfrute de veranos pacíficos», afirman los residentes de la barriada católica de Garvaghy Road, en Portadown.
El líder del DUP y ministro principal, Peter Robinson -apartado de su cargo por un escándalo de corrupción-, resaltó que su partido no está dispuesto a aceptar «un acuerdo de segunda clase para contentar demandas de fechas de otra gente».
El primer ministro británico Gordon Brown vaticinó que la devolución de las competencias podría producirse a principios de mayo, según la BBC. Por su parte, el irlandés, Brian Cowen, lamentó que ayer no se lograra un acuerdo.
Los primeros ministros británico e irlandés, Gordon Brown y Brian Cowen, respectivamente, abandonaron las negociaciones de Belfast después de tres días y dos noches de intensas reuniones con una clara advertencia a los partidos de que el plazo de negociación concluirá en 48 horas, tras lo cual Londres y Dublín harán pública su propia propuesta para asegurar la transferencia de las competencias de Justicia y Policía.
A pesar de que las declaraciones de los dos principales partidos en el Gobierno muestran que el acuerdo es difícil, Brown insistió en que todavía hay posibilidades de que se alcance «un acuerdo razonable» para mañana. Sin embargo, para los negociadores, la marcha de los ministros «ha deshinchado el globo», que podría haber elevado un acuerdo.
En una declaración conjunta en el castillo de Hillsborough, Brown y Cowen explicaron que durante los últimos dos días se han centrado en intentar establecer «un espacio común en el que construir el diálogo entre los partidos para reestablecer la confianza necesaria para que se completen las transferencias». «Hemos escuchado sus opiniones y ahora les pedimos que hagan lo que tienen que hacer: Llegar a un acuerdo y avanzar rápidamente hacia el voto en la Asamblea para asegurar la transferencia», resaltaron.
Admitieron que las cuestiones pendientes obstaculizan la normalización de las instituciones, y que en su resolución están «los cimientos del futuro para Irlanda del Norte». Las reuniones que han mantenido con los partidos norirlandeses les han servido para elaborar una serie de propuestas que, en su opinión, pueden favorecer un ambiente propicio para un acuerdo y sobre las que los partidos pueden reflexionar y renegociar durante las próximas 48 horas.
Una de las propuestas presentadas por Brown y Cowen apunta a que la transferencia de Londres a Belfast de las competencias en materia de Justicia y Policía todavía puede producirse para principios de mayo de este año, tras una votación en la Asamblea que tendría lugar a principios de marzo.
Asimismo, se mantiene la oferta de Londres de dotar con un presupuesto de casi mil millones de euros al nuevo Ministerio de Justicia.
Sobre la demanda unionista de la abolición de la Comisión de Marchas, Londres y Dublín sostienen que es posible mejorar las estructuras actuales, aprendiendo de modelos locales que funcionan para «garantizar respeto, diálogo, transparencia e independencia».
Sin entrar en detalles, Brown y Cowen destacaron que han presentado varias propuestas para que el Ejecutivo avance en otros aspectos que emanan del Acuerdo de San Andrés, como por ejemplo la oficialidad del gaélico. Anunciaron también que mañana esperan un informe del primer ministro norirlandés, el unionista Peter Robinson, y del viceprimer ministro republicano, Martin McGuinness, sobre el resultado de las negociaciones y reiteraron que si no son capaces de llegar a un punto en común, presentarán sus propuestas para reabrir el debate. S. G.