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Siete meses después del golpe, Zelaya vuelve a ser expulsado de Honduras

El presidente legítimo de Honduras, Manuel Zelaya, abandonó el país con destino a la República Dominicana, donde será recibido como «huésped distinguido» en base a un salvoconducto fruto del acuerdo suscrito entre el presidente de ese país, Leonel Fernández, y el vencedor de las elecciones hondureñas, Porfirio Lobo. Este último tomó posesión del cargo en sustitución de Roberto Micheletti.

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Hace siete meses, la junta militar sacó de Honduras, a punta de bayoneta, al presidente legítimo, Manuel Zelaya, dando inicio a una larga crisis política, a la que a día de hoy todavía no se ha puesto fin.

Coincidiendo con la toma de posesión del «presidente electo», Porfirio Lobo, el pueblo hondureño tuvo que volver a ver cómo el presidente constitucional se preparaba para abandonar el país sin haber podido revertir el golpe de Estado de finales de junio, que hundió al país en una grave crisis política, social y económica.

Manuel Zelaya dejó el país con destino a la República Dominicana, en virtud de un acuerdo alcanzado el pasado miércoles entre el presidente de ese país, Leonel Fernández, y el hondureño Porfirio Lobo.

El Acuerdo para la Reconstrucción Nacional y el Fortalecimiento de la Democracia en Honduras firmado en Santo Domingo establecía que, gracias a un salvoconducto, Zelaya, su familia y los integrantes de su círculo más próximo puedan viajar a la República Dominicana en calidad de «huéspedes distinguidos» tras la toma de posesión de Lobo. Y así fue.

Tras la ceremonia que tuvo lugar en el Estadio Nacional de Tegucigalpa, Fernández, el propio Lobo y el presidente guatemalteco Álvaro Colom se desplazaron a la Embajada de Brasil, donde Zelaya ha permanecido desde su clandestino regreso a Tegucigalpa, el 21 de setiembre.

Una vez en la República Dominicana, Manuel Zelaya tendrá la libertad de viajar a otra nación si así lo desea, según lo acordado. El derrocado mandatario tiene previsto permanecer en la isla un par de semanas y después trasladarse a México, donde prevé residir «temporalmente» e incorporarse al Parlamento Centroamericano.

Sin embargo, Zelaya expresó su intención de regresar a Honduras cuando haya condiciones para enfrentar a la justicia de su país. A su juicio, actualmente no existen jueces justos en esa nación y afirmó que acudirá a los tribunales cuando el veredicto no sea manipulado por los grupos golpistas.

«Mi idea es regresar un día, no sé cuánto tiempo pasará, pero sí regresar un día, yo soy un hondureño de verdad», afirmó el lunes en una entrevista concedida a una radio local.

Amnistía

En la tarde del martes, el Congreso Nacional de Honduras aprobó una amnistía general por delitos políticos y comunes conexos para los involucrados en el golpe de Estado militar contra Manuel Zelaya.

La amnistía fue aprobada por el voto mayoritario del gobernante Partido Nacional, que suma 71 diputados, más uno de la Democracia Cristiana y uno del Partido Liberal.

Según el decreto, la amnistía abarca los delitos de «traición a la patria, delitos contra la forma de gobierno, terrorismo, sedición, (todos del Código Penal)», calificados como «delitos políticos», y varios «delitos comunes conexos». Estos últimos son «usurpación de funciones, desobediencia, abuso de autoridad y violación de los deberes de los funcionarios», entre otros.

Sin embargo, se excluyen «todas aquellas acciones constitutivas de delitos relacionados a actos de corrupción», al igual que los delitos de lesa humanidad y violación de los derechos humanos. Cabe recordar que uno de los delitos por los que el régimen golpista quería enjuiciar a Manuel Zelaya era relativo a casos de corrupción.

Minutos después de su investidura, Porfirio Lobo dio luz verde a dicha medida.

Por otro lado, el Frente de la Resistencia en Honduras celebró dos movilizaciones para protestar contra la toma de posesión de Lobo y reiterar su apoyo al presidente Zelaya.

Las manifestaciones más importantes se realizaron en la ciudad de San Pedro Sula y en la capital, Tegucigalpa, donde la marcha culminó en el aeropuerto de Toncontín, donde la multitud despidió a Zelaya a su salida del país centroamericano.

Una escasa delegación internacional asiste a la toma del cargo

En una ceremonia cargada de extremas medidas de seguridad y con una escasa presencia de representantes de otros países, Porfirio Lobo tomó el relevó al golpista Roberto Micheletti -que no asistió- al frente del Gobierno hondureño.

Unos 5.500 efectivos policiales y militares, según TeleSur, estuvieron en los alrededores del estadio Tiburcio Carías, donde Lobo recibió la banda presidencial de la mano del recién designado presidente del Congreso, Juan Orlando Hernández.

Al acto sólo asistieron los presidentes de Panamá, Ricardo Martinelli, de la República Dominicana, Leonel Fernández -que fue recibido con abucheos-, de Taiwán, Ma Ying-Jeou y el vicepresidente de Colombia, Francisco Santos.

Los países de la Unión Europea con representación diplomática en Honduras, que no reconocieron las elecciones, estuvieron representados en la ceremonia por sus encargados de negocios.

Tras el juramento de Lobo prometieron sus cargos los tres vicepresidente de Honduras, María Antonieta de Bográn, Samuel Reyes y Víctor Barnica.

A partir de ahora, Lobo se centrará en restablecer la reconciliación nacional y con la comunidad internacional. GARA

ALBA

Horas antes de abandonar el cargo, el presidente usurpador, Roberto Micheletti, ratificó la salida de Honduras de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), tal y como anunció el pasado 15 de diciembre.

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