Raimundo Fitero
Visión matemática
Los datos informan de la buena aceptación que está teniendo la oferta global de TVE sin anuncios publicitarios comerciales externos. Emiten anuncios propios, promocionales y a veces, hasta comerciales, pero de sus derivados de producción. La cuestión es que desde el aparente gratis total, es un lujo ver las películas sin cortes publicitarios. Y todavía más, con todas los créditos pasando a un ritmo normal. Obviamente este monstruo llamado RTVE tiene un coste económico que debe ser sufragado con los impuestos generales, más algunos ajustes presupuestarios que se están discutiendo y que involucran a las generalistas privadas y a las operadoras de telefonía móvil, pero de seguir esta aceptación van a tener muy poca viabilidad.
Parece ser que los anuncios que no se emiten por TVE no han ido a parar automáticamente a las generalistas. Algún estudio, seguramente interesado, habla de unos veinte mil anuncios que no se han emitido. Descontando los que se han perdido fruto de la crisis económica, la cuantía será menor, pero parece más que claro que los anunciantes van a apretar bastante a los mayoristas de publicidad y la subida que habían propuesto unilateralmente las cadenas de manera casi lineal, no va a funcionar porque, la visión matemática, o simplemente aritmética, nos dice que tienen menos audiencia, es decir menos incidencia, menos posibilidad de vender los anunciantes. Estamos en las puertas de un nuevo conflicto.
Mientras tanto asistimos divertidos a las lecturas matemática, estadísticas, aritméticas, filosóficas y partidistas de los resultados de EITB. Es curioso como de repente a todos les interesa ahora los datos de audiencias y se lanzan como arma política. Lo cierto es que en el conjunto del Estado español se ha consumido en enero una media de doscientos sesenta y un minutos diarios por individuo. En el País Vasco, dos minutos menos; en cualquier caso se trata de cifras espeluznantes. Aunque los cómputos de cada cadena bajen, existen tantas opciones en el mando, que la visión matemática en crecimiento de nuestra vida televisiva nos coloca ante una enfermedad social que puede ser una pandemia de no tomarse medidas.