El juez Pedraz instruye diligencias para investigar el «crimen» contra un soldado español en el extranjero. El extranjero en este caso es Afganistán, es decir, el Afganistán invadido, ocupado y sometido a genocidio con fósforo blanco por su extranjero: el yanqui y el europeo. Esto, aunque parece un juego de palabras, no lo es. Porque desde un punto de vista ordinariamente antropológico extranjero es, como para el mundo ático, todo lo que está más allá del horizonte que atisbamos desde la ventana...

Hace tiempo que el poder es capaz de invertir el orden de los valores humanos hasta volvernos majaretas. Pero arrecia, y últimamente ya no podemos esperar de quienes, institucionalizados, aletean a su alrededor para vigilarlo o están ahí para contrarrestar sus abusos, que actúen con arreglo a los cánones del sentido común y de la moral globalizada. Es más, ha llegado el momento en que un juez español, un tal Pedraz, se ha decidido a poner al sentido de la justicia al alcance de todos, patas arriba. Pedraz considera que quienes han ido a ocupar la casa ajena y a pasar a cuchillo a sus moradores tienen razón, y los que repelen el allanamiento de su morada por los otros son los culpables y han de ser perseguidos por su justicia, la española, después de haberse librado del asalto. Es decir, para Pedraz los afganos tienen que permanecer cruzados de brazos mientras les matan, les saquean y devastan su país.

Que esta ignominia la patrocine el poder político, estamos ya muy acostumbrados: el poder político y quienes forman parte de él carecen de conciencia moral. Por eso el mundo va a golpe de barbarie por más que ellos mismos, los políticos, la llamen civilización. Pero que la justicia instituida, es decir que un juez en persona no tenga conciencia y como consecuencia tampoco alma, colma la capacidad de comprensión del común de los mortales del siglo XXI para el que el siglo anterior tenía reservada la llegada de un Mesías llamado Razón universal.

Porque resulta que el poder judicial ha optado por aliarse al político. El poder político a su vez es arrastrado por el militar, y ambos, el político y el militar, por el poder financiero que al final es el poder del que todo lo puede, el dinero.

(...) la justicia española, por medio de este juez, quiere actuar contra los asaltados y masacrados. Lo que digo en el título: el mundo al revés. ¿Qué va a investigar el juez Pedraz? ¿Que mercenarios de los países aliados y en concreto de España han ido a Afganistán a reforzar la consumación de la dominación del estadounidense en el país y en Oriente Medio? (...)