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ANÁLISIS ELECCIONES EN UCRANIA

Cambios a la sombra de la Federación Rusa

La segunda ronda de las elecciones presidenciales en Ucrania se presenta igualada entre los dos candidatos que han pasado a la segunda vuelta, en cualquier caso, ya se aprecian algunos cambios que apuntan a un final del ciclo iniciado con la llamada «revolución naranja».

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Isidro ESNAOLA Economista

El pasado 17 de enero se celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Ucrania. El recuento de los votos dio la victoria al líder de la oposición, Viktor Yanukovich, con el 35% de los votos seguido por la actual primera ministra, Julia Timoshenko, con el 25% de los sufragios; ambos se disputarán la Presidencia del país en la segunda vuelta que se celebrará mañana domingo.

El actual presidente, Viktor Yushenko, arrastró solamente el 5% de los votos la mayoría en tres regiones del oeste del país, mientras que en el resto sus resultados han sido paupérrimos. Su incapacidad para superar la continua inestabilidad política padecida por Ucrania desde la llamada «revolución naranja» le ha desgastado de manera apreciable. Frente a él aparece el banquero Serguei Tigipko, que recibió el 13% de los votos con un discurso positivo y sin descalificaciones hacia sus oponentes. Sus votos se reparten, además, de manera bastante homogénea por todo el país.

De alguna manera, la primera vuelta de estas elecciones marca el comienzo del ocaso de los políticos de la «revolución naranja» y el advenimiento de una nueva generación a la política ucraniana.

Los candidatos que ganaron en la primera ronda consiguen los votos de manera inversa a lo largo del territorio. Así, Viktor Yanukovich cosecha sus mejores resultados en el sureste del país y los peores en el noroeste. Julia Timoshenko, sin embargo, consigue sus mejores resultados en el noroeste, y su fuerza se va diluyendo a medida que nos acercamos hacia el sureste. Ucrania continúa siendo un país dividido en dos: el este y sur, partidario de mantener unas relaciones estrechas con la Federación Rusa y que apoya mayoritariamente a Yanukovich, y el norte y el oeste, que mira más hacia Europa y que apoya a la primera ministra, Julia Timoshenko.

En tanto en cuanto esta diferencia se mantenga, Ucrania estará sometida a las presiones de las potencias que la rodean, la Unión Europea y la Federación Rusa, para acercarla a su redil, lo que a largo plazo puede acabar en una ruptura del país. Los resultados obtenidos por Serguei Tigipko son un contrapunto a esta tendencia disgregadora.

En esta disputa electoral parece que ha sido la Federación Rusa la que ha decantado la balanza a su favor, ya que los dos candidatos ganadores han optado por estrechar las relaciones entre Kiev y Moscú y olvidarse, de momento, de la integración en la OTAN.

En este sentido, es significativo que en cuanto el recuento de la primera vuelta concluyó, la Federación Rusa decidió enviar a su nuevo embajador a Kiev tras meses de disputa con el Gobierno ucraniano, que rechazaba a la persona propuesta por Moscú. En vista de que los dos candidatos que se disputarán la Presidencia en la segunda vuelta tienen buena predisposición hacia Moscú, el Gobierno ruso decidió enviar inmediatamente a su nuevo embajador, Mijail Zubarov, que llegó la semana pasada a Kiev, para subrayar el cambio producido en esta cita electoral.

La segunda vuelta que se celebra hoy se presenta abierta. Ambos aspirantes han empezado a disputarse el favor del tercer candidato en discordia Serguei Tigipko ofreciéndole presidir el nuevo Gobierno, pero el banquero se ha pronunciado claramente diciendo que no apoyará a ninguno de los dos. Y lo hace por dos razones.

En primer lugar, en Ucrania es el Parlamento el que elige al primer ministro, por lo que puede darse el caso de que el presidente lo proponga pero el Parlamento lo rechace y elija a otra persona, con lo que perdería todo el capital político acumulado en estas elecciones. En segundo lugar, un compromiso claro a favor de cualquiera de los dos candidatos le haría perder la imagen que se ha trabajado de político diferente, que está por encima de las disputas entre los actuales candidatos.

Yanukovich parte con una ventaja de diez puntos. Sin embargo, difícilmente recogerá los votos sociológicamente más próximos, los del banquero Tigipko, ya que éste encarna a un político diferente a los que han protagonizado la vida política ucraniana desde la llamada «revolución naranja».

Timoshenko, por su parte, tendrá también difícil recoger todos los votos de la coalición naranja después de los múltiples quiebros que ha protagonizado estos últimos años.

En definitiva, se prevé un resultado muy ajustado, que puede provocar mutuas acusaciones de fraude y manifestaciones de protesta. Todo el mundo se está preparando para este escenario. La OSCE va a enviar 600 observadores. El Parlamento ha forzado la dimisión del ministro del Interior, Yuri Lutzenko, pero Julia Timoshenko le ha mantenido en el Ministerio ahora como viceministro. El Parlamento también ha aprobado un cambio en la ley electoral para evitar que algún candidato pueda boicotear la constitución de las juntas electorales por ausencia de sus representantes.

Sea quien sea el nuevo presidente de Ucrania, es muy posible que las elecciones legislativas se adelanten. En el caso de que Victor Yanukovich gane la segunda vuelta se encontraría con un Parlamento hostil y favorable a la primera ministra Timoshenko, lo que le puede provocar un importante desgaste desde el primer día.

Por otro lado, en el caso de que la victoria sea para Yulia Timoshenko, es posible que quiera reforzar su posición introduciendo cambios en la Constitución, para lo que necesita un Parlamento mucho más dócil.

Por fin, el tercero en discordia, el banquero Serguei Tigipko, también querrá afianzar su capital político con una fracción propia en el Parlamento lo antes posible, así que también será favorable a una disolución del Parlamento y elecciones anticipadas, que po- drían ser en mayo, coincidiendo con los comicios locales.

Ucrania en datos

Ucrania celebra este domingo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Se enfrentan la actual primera ministra, Julia Timoshenko, y el líder opositor, Viktor Yanukovich.

Situación geográfica

Con 603.700 kilómetros cuadrados, es el segundo país con mayor superficie del continente europeo tras Rusia.

Capital

Kiev.

Población

46 millones de habitantes (similar al Estado español). Cuenta con una amplia minoría rusa.

Lenguas

El ucraniano es la lengua oficial. El ruso es muy utilizado y mayoritario en el este y sur del país.

Religión

Los ortodoxos son mayoritarios.

Historia

Aunque el Principado de Kiev está en el origen de lo que luego fue Rusia, Ucrania ha sido siempre territorio de frontera, disputado por distintas potencias (Polonia, la orden de los Caballeros Teutónicos, Rusia, imperio austro-húngaro, Lituania...).

A finales del siglo XVII entró a formar parte del imperio zarista. En 1922, se convirtió en república federada dentro de la Unión Soviética. Tras la desintegración de esta última, proclamó su independencia en 1991.

Economía

Ucrania ha sido duramente castigada por la crisis mundial. Se calcula que su PIB habría caído un 15% en el ejercicio 2009 y para este año se anuncia una lenta recuperación de en torno al 2,5% (Banco Mundial).

La inflación alcanzó el 12,3% en 2009 y se espera que el alza de precios se ralentice y se sitúe en el 9,7% este año.

El FMI otorgó a Ucrania un préstamo de 16.400 millones de dólares en 2008 para hacer frente a su importante déficit público.

El 80% del gas que se consume en la Unión Europea proviene de Rusia y pasa por Ucrania. Varios países europeos sufrieron a principios de 2009 un corte en el suministro que se prolongó durante dos semanas y que tuvo su origen en un conflicto entre Moscú y Kiev en torno al precio del combustible.

Ejército

Tercera potencia nuclear mundial tras el hundimiento de la URSS, Ucrania transfirió todas sus cabezas nucleares a Rusia en el marco de un tratato tripartito firmado en 1994 con Moscú y Washington.

Ucrania firmó en 1997 un tratado de asociación con la OTAN. El presidente saliente, Viktor Yushenko, hizo de la adhesión a la Alianza militar atlántica una prioridad, rechazada por la inmensa mayoría de los ucranianos.

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