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La postura que defendió el PSE en anteriores legislaturas

Lo que el viento no se llevó de la hemeroteca

Dicen que el tiempo cura las heridas y, parece ser que también sirve para hacer un borrón en la memoria e insertar un nuevo disco capaz de crear nuevos puntos de vista. En 2007, Antonio Rivera decía: «Se demanda protección (en Praileaitz) porque la actividad extractiva de la cantera que tiene encima, las vibraciones y las filtraciones a que da lugar, pueden poner en peligro los restos parietales localizados hasta el presente y los que pudieran aparecer en el futuro». Esto es, por lo tanto, lo que defendía el PSE no hace muchos meses.

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Ariane KAMIO

Puede ser que mucha gente se sienta desorientada cuando escucha la palabra Praileaitz; a muchos les pasa porque no conocen por completo el problema que ronda en torno a esta cueva situada en Deba y a otros, sin embargo, porque hace pocos meses escuchaban a los miembros del actual Departamento de Cultura de Lakua defender a capa y espada la defensa de la caverna y de su ladera, y ven ahora cómo las mismas personas ocupan con terquedad las premisas que en su día defendió la anterior consejera de Cultura, Miren Azkarate.

En la cueva de Praileaitz ha sido hallado diverso material arqueológico de gran importancia a nivel Europeo y mundial. Aunque todavía no ha sido posible excavar todo el yacimiento a consecuencia de los recortes presupuestarios, los especialistas han constatado, mediante los hallazgos de dos bastones de mando, un collar, una venus y más material, la presencia de un chamán o de, al menos, rituales religiosos en el interior de la caverna. Los resultados obtenidos responden al Epipaleolítico y al Magdaleniense Inferior, aunque los arqueólogos no descartan encontrar más material de otras eras, ya que consideran que Praileaitz podría ser testigo de importantes descubrimientos.

En el año 2000, un equipo de arqueólogos de Aranzadi comenzó una excavación de urgencia para vaciar la cueva, ya que el avance de la explotación de la cantera de Sasiola, explotada por la empresa Zeleta, requiere su demolición, su destrucción. En 2004, ante la importancia del yacimiento, se sugiere la necesidad de su conservación y tres años más tarde, con la creación de Praileaitzen Lagunak, se inician una serie de requerimientos institucionales para exigir la protección de la cueva y de la ladera en la que se encuentra. Esta asociación, junto a catedráticos universitarios, Mutriku Natur Taldea y un amplio grupo de arqueólogos, recabaron cientos de apoyos estatales e internacionales para llevar a cabo sus propósitos y trasladaron el debate al Parlamento de Gasteiz, obteniendo el respaldo de todos los grupos parlamentarios a excepción del PNV.

La postura del PSE fue sumamente crítica con la gestión de este asunto por parte del PNV y se mostraba claramente favorable a la protección de la cueva, su ladera y a la paralización de la actividad de la cantera de Sasiola. Con su llegada al Gobierno, todo parecía indicar que Praileaitz iba a disfrutar de la protección tantas veces reclamada en el Parlamento de Gasteiz.

A lo largo de estos meses, el PSE se ha reunido con diferentes grupos interesados, pero en la primera reunión de la Comisión Asesora celebrada esta misma semana saltó la sorpresa. Se presentó un borrador para modificar el actual decreto que amplía en quince metros el perímetro de protección de la cueva (de 50 a 65 metros), unas medidas que nada tienen que ver con los 100 metros propugnados por la Diputación de Gipuzkoa o los 500 metros aconsejados por toda una autoridad mundial como es el arqueólogo francés Jean Clottes. La ladera, por su parte, no tendrá una protección especial, sino que seguirá regida por la Ley de Costas.

En una sesión plenaria celebrada en el 14 de diciembre de 2007, Antonio Rivera, actual viceconsejero de Cultura y presidente de la Comisión Asesora de Arqueología, pedía «tiempo, protección y visión» para «determinar si la riqueza de restos comprobada se extiende a partes hoy colmatadas y cerradas de la cueva que aún se desconocen». El actual viceconsejero proseguía: «Se demanda protección porque la actividad extractiva de la cantera que tiene encima, las vibraciones y filtraciones a que da lugar, pueden poner en peligro, en principio, los restos parietales localizados hasta el presente y los que pudieran aparecer en un futuro».

Las galerías de la cueva siguen hoy por hoy llenas de sedimento arqueológico, no se puede determinar su alcance. A pesar de ello, el borrador del nuevo decreto, que estudia el Gobierno de Lakua, plantea fijar las áreas de protección a partir de las galerías ya examinadas (marginando, por tanto, la posibilidad de estudiar cuál es su contenido) y tampoco se menciona ninguna posibilidad de parar la actividad de la cantera, aunque en 2007 el propio Rivera considerara que el nivel de protección determinado por el decreto 120/2007 (el que será modificado ahora) «no parece ser el adecuado ante este caso». Por aquel entonces, no cabía ninguna discusión sobre que «la protección actual no sirve para mantener el entorno de la ladera que todavía no se ha comido la cantera», y añadía, «Lo que puede estar ahí, todavía no a la vista, puede estar ahí».

Las iniciativas presentadas por los grupos partidarios a la conservación íntegra de la ladera recabaron cientos de apoyos de expertos vascos e internacionales. Hoy en día, quizá no sean de gran valor para el Departamento encabezado por Blanca Urgell, pero en su día fueron defendidos con tanto furor como la que mostraban sus promotores. Aquél diciembre de 2007, Antonio Rivera preguntaba a la anterior consejera de Cultura Miren Azkarate: «¿Quién le falta en esta lista de profesionales vascos y no vascos? Es decir, ¿qué persona prestigiosa, que pudiera decir algo al respecto de esta cuestión que aquí nos ocupa, le falta en este listado, larguísimo y, sobre todo, de altísima calidad?».

Paralizar la actividad de la cantera

El 21 de noviembre de ese mismo año, en la Comisión de Educación y Cultura, otra compañera de grupo, Isabel Celaá, acusaba a Azkarate de gestionar el asunto «con precipitación y ligereza» y exigía la «suspensión de la actividad» de la cantera de Sasiola al tiempo que se preguntaba, «¿quién de manera cabal haría unas condiciones que por la vía práctica permitieran hacer avanzar un elefante dentro de una tienda de porcelana?». «¿Quién le dice a usted que lo que está estableciendo de cinturón de protección es lo correcto? -seguía-. Es decir, ¿cómo podemos normar sin tener un estudio científico previo?, ¿sobre qué bases?. ¿Quién nos dice qué estamos protegiendo?. Y, mientras tanto, el elefante sigue avanzando en la tienda de porcelana». Y sentenciaba: «No es normal que siga la actividad de nada menos que una cantera, colindando a todas esas áreas».

En 2007, Celaá lo tenía muy claro: «Si ponemos en la balanza lo que va antes, es la protección del bien cultural. Eso es lo primero». Casi dos años después, no cabe duda de que ni la cantera va a paralizar su actividad, ni que la conservación del patrimonio cultural será la prioridad en la modificación del nuevo decreto.

«Nos parece terrible que no se permita disponer de más de dos horas para visualizar una galería que acaba de aparecer. Nos parece terrible que Praileaitz II haya desaparecido engullida por una cantera. Nos parece increíble que Praileaitz I esté siendo sometida todavía a todas estas voladuras y filtraciones de agua», añadía. Y un año más tarde, ante la Comisión, seguía defendiendo las mismas ideas: «Ya pudimos valorar la vez pasada que, efectivamente, la destrucción de cada trozo de ladera que se come la cantera, con cada voladura y cada corte realizado por las máquinas, es irreversible».

Jean Clottes y su informe

En abril de 2008, el anterior Gobierno tripartito encargó al experto francés Jean Clottes la elaboración de un informe que marcara las líneas de protección que se deberían de aplicar en Praileaitz y su entorno. Entre las conclusiones de este trabajo, destacaba la recomendación de proteger la cueva en un perímetro de 500 metros, lo que supondría de facto la paralización de la cantera. Hoy en día, esa cifra no se acerca ni de largo a lo que plantea el Gobierno para el nuevo decreto.

«¿Por qué no se amplía el nivel de protección a los quinientos metros en vez de a los cincuenta?», se preguntaba Celaá el 13 noviembre de 2008, en otra Comisión de Educación y Cultura. «¿No le parece civilizado tratar de mantener quinientos metros, cuando hay siquiera una posibilidad de poder encontrar algunos rastros que nos expliquen nuestro pasado?», seguía. «Si nos dice (Clottes) que el radio de protección debiera ser el de 500 metros y nos habla de que la excavación arqueológica debe permanecer..., no entendemos por qué se llega a afirmar que no es posible y no se conoce en qué dirección modificar el decreto».

La ladera, por su parte, seguirá siendo protegida por la Ley de Costas, aunque hace dos años no se planteaba lo mismo: «¿Por qué ha sido precisamente la Ley de Costas, la Agencia Vasca del Agua, la que nos ha protegido la ladera, (...) y no una actuación del Departamento de Cultura?», se preguntaba entonces la actual consejera de Educación.

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