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El Ayuntamiento de UPN de Barañain veta las actividades de carnaval sin explicaciones

Tras las fiestas de los barrios y los Olentzeros, el carnaval. Los vecinos de Barañain han visto cómo, por vez primera, el Ayuntamiento de UPN prohibía una chocolatada infantil, una verbena o una cena popular.

Ramón SOLA | BARAÑAIN

Como en todas las localidades vascas, ayer en las calles de Barañain no dejaban de verse disfraces, más que la media habitual teniendo en cuenta que se trata de una localidad con población muy joven. Sin embargo, no se escuchaban los ecos de las actividades festivas típicas en estos casos: ni chocolatada infantil, ni música, ni cena popular. Todo fue prohibido por el Ayuntamiento de UPN, que desde su acceso al cargo tras una moción de censura contra Nafarroa Bai ha iniciado una persecución tanto a las actividades populares de las fiestas de junio como al gaztetxe.

A media tarde, con los termómetros marcando -3º en Barañain, decenas de vecinos disfrazados comparecieron ante los medios para tratar de explicar la situación creada. Aunque, en realidad, lo más reseñable era que seguían sin saber por qué esta vez no se les han concedido los permisos. «No hay precedentes», indicaron.

Detallaron que todo se hizo como es habitual. Los colectivos organizadores presentaron las instancias correspondientes en el mes de enero: entre otras cosas, a las 17.00 había música con Luciano, luego chocolatada, y más tarde cena popular en la ikastola Alaitz, para la que se habían inscrito unas 200 personas. Detallaron que «del Ayuntamiento lo único que requeríamos es un pequeño escenario para el músico, enganche de luz para lo mismo y, en caso de mal tiempo, el patio cubierto de la ikastola, para que la chavalería pudiera disfrutar. Para la cena, como otros años, el comedor de la ikastola». Recuerdan, por cierto, que el propio Ayuntamiento suele usar otro comedor de una escuela pública local para la festividad de los jubilados.

El veto se materializó tras varios dimes y diretes. Concretaron que el martes 9 los permisos se daban por denegados; «esa misma tarde, el concejal de Cultura [Pablo Gómez] asegura a tres concejales que lo único que deniega es el pequeño escenario para el músico. El jueves a las 9.00 la técnica de Cultura nos llama para decirnos que están todos los permisos concedidos. A las 12.00 vuelve a llamar para comunicar que está todo desautorizado. Y a última hora de la tarde nos enteramos de que esa decisión estaba tomada ya el 1 de febrero».

«Como en un cortijo»

Los vecinos culpan a Gómez y al alcalde, José Antonio Mendive, de «ocultar, mentir y hacer uso de la prepotencia que les caracteriza: hoy apruebo, mañana deniego, a ti sí y a ti no, actúan como el señorito en un cortijo, jugando con nuestro esfuerzo y trabajo voluntario».

Pese al veto, la actividad durante la tarde fue incesante tanto en las calles de Barañain como en el gaztetxe anexo al edifi- cio consistorial y que el Ayuntamiento amenaza hace meses.

LA KALEJIRA, SÍ

El único acto previsto que no fue torpedeado por el Ayuntamiento de Barañain era la kalejira de la tarde, que reunió a varios cientos de personas de todas las edades y en la que se denunció la situación creada.

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