SEGUNDA I Un rival menos en la lucha por el ascenso
Bravo abre el camino que conduce a la victoria de la tranquilidad
Lasarte ordenó a su portero que lanzara una falta que materializó con fortuna al filo del descanso. En el segundo tiempo la Real fue muy superior y sólo le faltó sentenciar en dos claras oportunidades.
Joseba ITURRIA I
La Real rompió su peor racha de la temporada con una victoria que quita nerviosismo al entorno y que se basó en la tranquilidad con la que el vestuario ha sabido abstraerse de él. Una virtud que personifica como nadie Claudio Bravo, el hombre tranquilo, que ayer resultó decisivo al marcar el primer gol de un portero en la historia realista. Fue la jugada clave del partido porque, al margen de que lo decidió, lo condicionó.
Hasta entonces no había habido ninguna ocasión clara y la Real no creaba peligro en un partido muy táctico en el que ninguno de los dos quería asumir riesgos. Con el 1-0 el Nástic tuvo que llevar la iniciativa, abrió los espacios que intentaba achicar en el primer tiempo, y la Real mejoró en el juego y tuvo ocasiones claras para sentenciar y evitar llegar al final con apuros, aunque la verdad es que el cuadro de César Ferrando demostró muchas carencias para llevar el peso del partido y nunca inquietó a la zaga realista.
Eso fue lo mejor que hizo la Real. No debía arriesgar porque era lo que le conviene al Nástic y no entró nunca en el juego que le interesaba al rival. En el primer tiempo no asumió riesgos, volvió a abusar del juego directo, pero esta vez Elustondo y Aranburu mantenían más el sitio y el equipo estuvo más junto que en partidos anteriores.
Cada vez que se acercaba al área se disparaba a puerta desde cualquier posición para intentar acabar la jugada, sin querer buscar una opción más elaborada por una consigna que Lasarte ya había dejado claro en su rueda de prensa del viernes para evitar que el Nástic pudiera hacer el juego que le gusta, a la contra con la rapidez de sus atacantes.
Aún con 0-0, el Nástic tuvo más el balón que la Real, pero sin asumir riesgos. Sus dos pivotes apenas pasaban del círculo central y sus cuatro atacantes nunca superaban a los seis defensores realistas. Y en el otro campo pasaba algo parecido. Así el primer tiempo discurría con media docena de disparos realistas sin peligro y dos únicas opciones a balón parado que cabecearon Miguel Ángel y Carlos Martínez fuera de la portería.
Este tipo de partidos están llamados a decidirse a balón parado, pero nadie podía esperar que lo fuera a decidir el lanzamiento de un portero. En una falta muy cerca del área, sin espacio para disparar por encima de la barrera, Lasarte le pidió a Bravo que fuera a lanzarla.
El riesgo salió bien
Una decisión tan sorprendente como arriesgada porque, aunque el chileno es el realista que mejor golpea el balón, exponía a su equipo a defender una contra sin su portero y a tener que forzar la tarjeta si salía mal. Además, Bravo lanzó el balón donde estaba la barrera con el riesgo de que el despeje montara la contra. Pero, por fortuna, la barrera se abrió, el balón golpeó en un defensor y entró.
Además el gol llegó en un momento psicológico, sin opción del Nástic de reaccionar antes del descanso y permitió a la Real seguir en el segundo tiempo con la línea del primero, pero con más tranquilidad y más espacios. Eso le permitió jugar mejor el balón que hasta entonces, con una gran segunda parte de Aranburu y una buena aportación de Rivas en la faceta que peor domina, el pase.
La Real regaló el balón al Nástic, que no supo qué hacer con él y demostró por qué suma más puntos fuera que en casa, por sus limitaciones a la hora de llevar la iniciativa. En cantidad de ocasiones buscó balones aéreos imposibles de luchar por el pequeño N'Gal en la zona del realista que mejor domina ese fútbol, Labaka. Si por el centro los tarraconenses no encontraban espacios, en banda Carlos Martínez y De la Bella firmaban su mejor partido. Además dos de los jugadores más peligrosos del Nástic, José Mari y Roberto, se tuvieron que retirar lesionados sin que Ferrando tuviera, en un banquillo sin delanteros, más alternativas ofensivas.
En esa dinámica de juego en todo momento se veía más cerca de llegar el segundo gol realista a la contra que el empate, y sólo faltó acertar en las dos claras ocasiones que tuvieron Aranburu y Nsue. En la primera, el azpeitiarra tuvo la mala suerte de que el balón le botó antes de golpearlo e hizo lo más difícil, mandarla fuera a un metro de la línea. En la segunda Aranburu cedió a Nsue, que no acertó con todo a favor.
Eso hizo temer por el resultado, pero lo cierto es que el Nástic nunca creó una ocasión de peligro. Además se quedó con diez por la inexplicable decisión de su técnico de acabar el partido con dos centrales con tarjeta -uno era el pivote Medina-, tras sustituir al que no la tenía.
Buen comienzo realista
La apuesta es muy discutible porque no tiene el futuro y la calidad de Agirretxe, pero Bueno ha respondido a la confianza de su técnico con mucho trabajo y tres goles en los últimos cuatro partidos. Aunque el de ayer debió ser anulado por falta, minutos antes logró otro invalidado por fuera de juego dudoso.
Estuvo muy activo, junto a Zurutuza y Nsue, en un buen inicio realista y antes de su gol tuvo un remate en plancha que no encontró portería y el balear envió dos disparos sin mayor peligro. La Real apenas combinaba y su mayor peligro llegaba a balón parado. Así llegó el gol anulado y el aceptado tras un gran centro de Xabi Prieto y un remate en falta de Bravo, en el que se vio que Hevia Obras no iba a pasarle factura por sus desafortunadas declaraciones.
El gol llegó en el momento más oportuno, cuando el Betis se había adueñado del balón y dos minutos después de que Sergio García enviara un disparo que salió fuera por poco. Los verdiblancos no se vinieron abajo al verse por detrás, siguieron con su control y pudieron empatar en otros dos remates de Sergio y Emaná que encontraron una respuesta de Bravo clave porque el Betis que volvió al césped tras el descanso no tuvo la peligrosidad del que lo dejó.
Parecía difícil que concediéndole tanto campo y tanta posesión la Real pudiera ganar con un solo gol, pero los verdiblancos tuvieron el balón en todo el segundo tiempo y sólo dispusieron de tres remates de Arzu, Sergio García y Caffa sin peligro.
Las mejores ocasiones del segundo tiempo fueron de la Real. Bueno tuvo dos unos contra uno ante Goitia y en el primero se quedó sin ángulo y en el segundo su disparo salió fuera por poco. Labaka cabeceó un saque de esquina que sacó desde la línea un defensa y Elustondo remató fuera antes de que Aranburu prefiriera servir a Xabi Prieto el gol de la victoria en lugar de enviar el balón fuera tras ver a Bueno tirado en el suelo.
Fue el broche ideal para el gran partido de Xabi Prieto. Todo salió perfecto. Bueno supo provocar la tarjeta prevista para disponer de unos días más de vacaciones en Uruguay para resolver un papeleo y tanto él como toda la Real deberán comenzar el año como lo despidieron ayer. Hay que sumar 40 puntos y seguir así para lograrlos.
Martín Lasarte destacó tras la victoria que «haber ganado, más allá de lo que se pueda argumentar del partido, es muy importante para lo que viene después. Veníamos de una situación de atasco, no encontrábamos lugar por donde salir y podemos decir, al margen del gol y de las ocasiones falladas, que vi un equipo compacto, maduro. Es lo más importante. Tendremos tardes buenas y no tan buenas, pero demostramos una dosis de madurez para salir de una situación comprometida y encarar lo que viene».
Añadía que «el propio entrenador del Nástic dijo durante la semana que ellos eran un equipo contragolpeador y lo que hicimos tras vernos delante era pensar que van perdiendo y regalémosles el balón, no el control del juego, para salir rápido. El partido se debió resolver antes. Por querer buscar una pega, fue no haber resuelto y tener que sufrir. Pasamos demasiados apuros para lo que hizo el equipo rival en la segunda parte».
Destacó el partido de los dos laterales y sobre el sustituto de Labaka en Girona dijo que «no descartaría a Mikel González. No tengo pensado quién sería. Tengo confianza en que pueda llegar».
César Ferrando, técnico rival, señalaba que «fue un partido que se decidió más en una desgracia que en un acierto de ellos porque el balón pasa por la mitad de la barrera. La Real es un buen equipo y está ahí por méritos propios. Sabe de qué va esto, domina los tiempos del partido y la afición está con su equipo. Cuando apretamos la gente le ayudó. Si no ocurre nada, la Real estará arriba». J. I.
Si resultó sorprendente ver a Bravo lanzar la falta, más lo fue la explicación de Lasarte de su decisión: «Hace unas semanas lo comentó en la prensa y yo lo comenté con él. Ésta era una semana especial, ha venido gente de su país para hacerle un reportaje y era un momento en el que su autoconfianza y su nivel de tomar decisiones y acierto podía estar alto. Había que correr un riesgo, podía salir mal, pero salió bien».
Sobre el reportaje, Bravo declaró que «vinieron a hacer un seguimiento y les salió muy bien, tendremos que vender la película más cara». Dijo que nunca antes había lanzado una falta, sí un par de penaltis: «Veo que Diego Rivas me empieza a llamar para que fuera, y luego el técnico. Una vez que fui, iba decidido a hacer lo que tenía en mente. Hace mucho tiempo me preguntaban si podía golpear porque tengo capacidad para hacerlo. Mi idea era golpear fuerte y si va dentro hay más posibilidades de que sea gol. Por suerte salió bien».
Añadió que «con gol o sin gol, sigo pensando igual desde el primer día que vine. Uno aspira a pelear por otro tipo de cosas, por títulos, jugando en otros estadios. Son sueños que uno tiene. Está el Mundial, pero primero tengo este desafío que ojalá termine logrando el paso a Primera porque este club es maravilloso y la gente que trabaja en él no merece estar donde está hoy en día».
Y dejó claro que se siente valorado en Donostia: «Siempre lo he tenido claro. Te emociona que todos tus compañeros se te acerquen y te feliciten, lo mismo al final del partido. Son gestos muy bonitos, especiales, que te emocionan». Y añadió que ayer estaba tan tranquilo como tras fallar con el Elche. J. I.