La actividad que hace escasas fechas nos llegaba desde el Aconcagua se presentaba como una escalada que aportaba una nueva línea a la historia de su cara sur. La noticia decía que el estadounidense Chad Kellog abría en solitario el pasado mes de diciembre (verano austral) una ruta muy expuesta a avalanchas entre la vía eslovena de 1982 y la original francesa de 1954 a la derecha, con salida por la variante Messner.

Una gran actividad que, tras ser contrastada, parece no ser una primera. Y es que uno de los aperturistas de la vía eslovena, Peter Podgornik, ha afirmado que la vía escalada por Kellog había sido abierta en 1981 por el japonés Tsuneo Hasewaga; una escalada realizada en solitario y en invierno.

Según Podgornik, se trata de una de las grandes olvidadas de la historia de ese murallón. Una vía que recorre el canal central de la pared, y que, en el caso del estadounidense, contaría con algunas variaciones.

Sea apertura o primera repetición, lo que está más que claro es que la actividad del alpinista se puede considerar como muy buena.

«Medicine Buddha»

Ese es el nombre que Kellog le ha puesto a la supuesta nueva ruta de la cara sur del Aconcagua. Una línea que recorre los 2.500 metros de la muralla, muy expuesta a avalanchas (recorre el canal central) y que, según el protagonista, tiene dificultades de VI, WI4 y M4.

La crónica de esta actividad empezaba a mediados de diciembre cuando Kellog hacía cima por la vía normal. Le acompañaba en la ascensión su compañero Rory Stark, pero tuvo que ser evacuado por neumonía al campo base.

La segunda parte de la expedición, ya totalmente en solitario, le lleva a la cara sur: «Me acerqué a su base y observé que había un largo inicial de WI5+ por el que bajaba bastante agua y que era mejor evitar. La mayoría de la escalada era por nieve y hielo a 65º-70º, y puntualmente algunas secciones verticales. Lo más duro fue soportar las continuas avalanchas. Era el solsticio de verano y las temperaturas habían aumentado. A pesar de todo dije que era mi vía».

Su intención era escalar la pared en una única y larga jornada, y por ello se le llevó lo justo: una cuerda de 30 metros de 8 mm, algo de material para asegurar, un hornillo y un cartucho de gas. Tras meditar, abandona el campo a las 4 de la mañana. No tuvo nada fácil seguir el camino, ya que en reiteradas ocasiones se encontró en callejones sin salida. Doce horas después ya había escalado 2.000 metros. Tras un vivac siguió hasta unirse a la variante Messner, y de allí hizo cima ya muy deshidratado y con condiciones de nieve muy malas.

Ésta es en general la crónica de la actividad de Kellog, una gran escalada en solitario que parece ser la primera repetición de la vía de Hasewaga.