CRÓNICA I OTAN-RUSIA
La venta a Moscú de barcos de guerra franceses levanta ampollas en los aliados
El Estado francés ultima estos días la venta a Rusia de cuatro buques anfibios Mistral. Sería la primera vez que un miembro de la OTAN vende armamento sensible al antiguo enemigo, lo que ha provocado suspicacias entre algunos aliados del este europeo. EEUU también se ha hecho eco de esa inquietud y ha recordado la reciente guerra de Georgia.
Dabid LAZKANOITURBURU I
El Gobierno francés ha anunciado esta semana un acuerdo de principio para vender a Rusia un barco de asalto Mistral y ha adelantado que la Marina rusa le ha pedido tres más.
De confirmarse la transacción, se trataría del primer gran acuerdo armamentístico entre Rusia y un miembro de la OTAN.
Los aliados y Rusia han intercambiado tecnología en anteriores ocasiones, pero ésta sería la primera venta de una pieza mayor de armamento por un país de la OTAN a Moscú.
Las negociaciones vienen de lejos. El Gobierno francés envió un Mistral en una visita de cortesía a San Petersburgo el año pasado, en una clara señal de su interés por venderlo.
El Mistral, con un precio de entre 300 y 500 millones de euros, es un buque de asalto anfibio que puede transportar hasta 16 helicópteros y 900 soldados, además de vehículos armados y tanques.El buque pesa 21.500 toneladas métricas (23.700 toneladas) y mide 299 metros (980 pies) de largo.
Esta nave de guerra combina, sobre una plataforma única, las funciones de porta-helicópteros, hospital, transporte de tropas y lanzadera de un asalto militar anfibio.
El Ejército francés cuenta con dos barcos de este tipo y un tercero está en construcción.
Precisamente es la cuestión de la construcción de los pedidos rusos lo que está actualmente encima de la mesa.
Fuentes especializadas en armamento adelantaron que Moscú podría acceder a que el primero sea construido en un astillero naval francés y, a cambio, se encargaría de construir las otras tres unidades.
Poseer el Mistral aumentaría de forma significativa la capacidad militar rusa para organizar ofensivas rápidas.
El jefe de operaciones navales rusas dijo el año pasado que un barco de asalto como éste habría permitido a la Armada rusa realizar una operación «mucho más eficiente» en el Mar Negro durante la guerra con Georgia del verano de 2008. Agregó que el navío francés habría empleado 40 minutos para hacer la tarea para la que la flota rusa en el Mar Negro necesitó 26 horas.
Suspicacias
De visita en París a principios de esta semana, el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, mostró a su homólogo francés, Hervé Morin, su preocupación por la venta, indicó un responsable estadounidense.
«Hay una serie de cuestiones preocupantes. Los países de Europa del Este están muy preocupados por esto y, debido a la guerra en Georgia, tienen una razón para estarlo», afirmó esta fuente del Pentágono, que alertó de que el barco «puede ser utilizado como un buque de guerra para operaciones con helicópteros».
Las tres repúblicas bálticas han mostrado públicamente su inquietud por la venta.
Georgia se ha sumado al coro de inquietos. «Creo que no es una buena idea vender un barco así a un país que ha ocupado el territorio de otra nación«, dijo Temur Yakobashvili, ministro de Reintegración Nacional, encargado por tanto de las cuestiones relativas a los territorios irredentos como Abjasia y Osetia del Sur.
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, ha salido al paso para asegurar que esta venta «no es una amenaza», aunque ha añadido que comprende «las inquietudes de algunos aliados, reales y comprensibles por razones históricas y geográficas».
Rasmussen aseguró que la operación está de acuerdo con las reglas internacionales en vigor. Un diplomático aliado recordó que las reglas sobre la exportación de armas y equipamientos sensibles a países del antiguo Pacto de Varsovia dejaron de estar en vigor tras el fin de la Guerra Fría.
París justifica el negocio recordando que Rusia ha mostrado su deseo de comprar navíos de este tipo a otros países europeos. La prensa especializada ha confirmado que otros aliados de la OTAN, como Holanda y el Estado español, han ofrecido sus propias producciones navales al gigante ruso.