Un solitario gol de Luis Fabiano, consecuencia final del único error rojillo durante los noventa minutos, acabó con la magnífica trayectoria de Osasuna y evitó que los de Camacho igualaran el récord de cinco victorias ligueras consecutivas. Fue un partido correcto el de los rojillos, pero también sin la necesaria dosis de corazón, sobre todo en la segunda parte.

Aparte de la pegada hispalense, el Sevilla dio la sensación de ser un rival vulnerable y al que no se le apretaron las tuercas lo suficiente como para haber prolongado la positiva racha hasta ayer protagonizada. La escuadra navarra no supo explotar el desgaste físico copero del rival y desaprovechó una buena ocasión para puntuar en el Pizjuán.

Saltó, además, bien posicionado Osasuna al estadio sevillista. Presionando arriba la salida de balón hispalense y sólo permitiendo el envío directo a Kanouté y Luis Fabiano, los de Camacho se manejaron con destreza en el movimiento del cuero. Incluso triangularon con precisión en más de un momento.

Sin embargo, el primer cuarto de hora fue más bien de tanteo. Quizás desconcertados por el planteamiento rojillo, los anfitriones no encontraban el camino de la portería de Ricardo y fue la escuadra navarra quien primero generó peligro. Un preciso centro sin apenas impulso de Masoud a la cabeza de Pandiani fue desperdiciado por el charrúa con un testarazo intencionado, pero desviado.

Fue en ese tramo cuando ambos púgiles intercambiaron más golpes. Luis Fabiano apareció para desmarcarse, pero ahí estaba Ricardo, y Calleja a punto estuvo de pillar desprevenido a un Palop que anduvo impreciso con el balón en los pies. Una colada por la izquierda del madrileño -solo, tras irse Stankevicius al otro carril para aprovecharse de su fuerte saque de banda, opción que repitió el Sevilla en varias ocasiones- fue continuada por Camuñas, cuyo centro no encontró rematador en un Pandiani que llegaba desde atrás. Palop se interpuso en el camino.

Sólo un error podía mandar al traste el serio partido de Osasuna. Y los de Jiménez se aprovecharon del único que tuvo. Echaide subió por primera vez la banda -lo hizo con criterio-, pero Puñal erró en el pase y la contra llegó hasta Capel que centró para el mortífero Luis Fabiano, quien sacó partido de una línea defensiva visitante descolocada cuando Sergio tuvo que salir a cubrir el desguarnecido lateral derecho.

Conformismo

Los vestuarios hicieron las veces de adormidera. Lejos de estimular una posible remontada, el rendimiento rojillo fue claramente de más a menos. El nivel futbolístico descendió horrores e incluso pareció respirarse cierto conformismo con el 1-0 por parte de ambos conjuntos. Los navarros no le pusieron una quinta marcha cuando el Sevilla dio la sensación de resentirse de su encuentro copero de entre semana y el enfrentamiento transcurrió plano, sin historia.

Ello se plasmó en el paupérrimo historial de ocasiones navarras. Una vez más, sólo las jugadas de estrategia llevaron cierto peligro, pero ni siquiera ahí se pudo sacar petróleo, entre otras cosas por lo desacostumbrado de los protagonistas. Sergio empalmó a las manos de Palop y Miguel Flaño no enganchó un corner en corto a falta de seis minutos para el final. La suerte estaba echada desde que Luis Fabiano había superado a Ricardo de cabeza.