Zhang jugó a ser un Coen y Stiller enervó como neurótico urbano
El maestro Zhang Yimou jugó a parecerse a los hermanos Coen para trasladar su "Blood Simple" a la China imperial e hizo buena así, de paso, la jornada a competición de la Berlinale.
Gemma CASADEVALL |
«San Qiang Pai an Jing Qi» se anunciaba como remake de la opera prima de Ethan y Joel Coen, de 1984, y a alguno le pareció más una parodia de los hermanos o un Quentin Tarantino entre chinos, sólo que a un ritmo de sangrías infinitamente más moderado y apto para todos los públicos. Con esta apuesta regresó al Festival de Berlín Zhang Yimou, Oso de Oro en 1988 con «Sorgo Rojo», cinco años después de concurrir en ese mismo festival con un impecablemente bello y épico «Hero».
La factura es la misma -impresionante cámara, donde cada encuadre es una obra de arte en sí-, pero el tono muy distinto, impregnado por esa ironía en el trato sanguinario de los Coen.
Trastoca su historia en la del anciano dueño de la tienda de pasta que contrata a un asesino a sueldo para finiquitar a la hermosa y joven esposa a la que lleva años torturando y que ahora supone infiel.
«El cine chino se ha liberado del anquilosamiento, es muy rico, hay más libertad de acción que veinte años atrás. Por eso me atreví a hacer algo ligero, un thriller», explicó Zhang, al parecer también él liberado, ante el poderío de la generación de cineastas chinos, de la obligación de sentar cátedra como hizo en «Sorgo Rojo».
Aprendiz de neurótico
A Ben Stiller le correspondió el honor y la dificultad de compartir jornada con Zhang de la mano de «Greenberg», de Noah Baumbach, un film que enervó a bastantes por el tono de comedia ligera, con un personaje para el que no vale la etiqueta de «remake», sino de aprendiz de neurótico a lo Woody Allen. Greenberg es en realidad un mero amargado, inmerso durante seis semanas en el entorno de hermosos seres californianos malcriados por un "way of life" en que se les consiente todo, menos usar el cerebro. Si de vez en cuando lo hacen causa hasta extrañeza.
Stiller se presentó ante la Berlinale con la humildad de quien hasta ahora no había concurrido como aspirante a premio a ese festival. Cumplió con su papel, desempeñó el rol de chistoso y respondió con soltura de guionista a la pregunta irónica sobre cómo se había preparado para el papel: «Fue toda una transformación física, porque yo atiendo mucho a mi aspecto y ahí salgo desaseado, hasta tuve que adelgazar alguna libra...».
Dicaprio
El actor Leonardo DiCaprio aseguró ayer en Berlín que no se siente «obligado» a escoger películas «socialmente comprometidas» pese a que en la vida real sea un activista contra el cambio climático. DiCaprio acudió a Berlín, junto a Ben Kingsley, Mark Ruffalo y Michelle Williams, a presentar la última película de Martin Scorsese, «Shutter Island», que se exhibió ayer en la sección oficial pero fuera de concurso. DiCaprio ha aprovechado cada aparición para deshacerse en halagos a Scorsese.