Se puede decir que las primeras reacciones al texto presentado por la izquierda abertzale, «Zutik Euskal Herria», han seguido en gran medida el guión preestablecido. Desde el bando unionista se sigue diciendo que no hay nada nuevo y que todo es «filfa», «retórica» o, directamente, una nueva «trampa» de la izquierda abertzale para estar presente en las próximas elecciones. Las referencias a ETA, en términos que mostraban una extraña y contradictoria postura ante la hipótesis de que se dé una acción armada, fueron otra constante. Una posición que muestra, más que nada, algunas de las preocupaciones de esos agentes y su deseo por marcar el terreno ante la posibilidad de nuevos escenarios. Algo que, tal y como se evidenció ayer, produce una mezcla de vértigo y pánico en las filas unionistas. Parafraseando al portavoz del PSE, José Antonio Pastor, sus reacciones fueron más de lo mismo pero, además, con las mismas palabras.

En el resto del espectro político no faltó quien pretendió traer el agua a su molino o quien insistió en fiscalizar a la izquierda abertzale, evitando así aclarar su postura al respecto. Lo cierto es que los partidos se posicionaron sobre la izquierda abertzale, pero siguen sin situarse respecto al contenido del debate y continúan sin exponer sus propuestas políticas a la sociedad vasca. En algunos casos parece que ni ellos lo tienen claro y que esta propuesta les ha pillado a contrapié. En otros es evidente que no tienen la cohesión interna suficiente para posicionarse. Algunos, claramente, no tienen propuesta que hacer. Imitar al avestruz o negar la realidad no son opciones que tengan, a estas alturas, demasiado recorrido. Todos los agentes son conscientes de ello.

No obstante, el interés social que ha suscitado la propuesta muestra que el primer destinatario de la misma, la ciudadanía vasca, ha recibido el mensaje. La potencialidad de la iniciativa es innegable, y así lo admiten importantes agentes sociales llamados a participar en ella.