La multisecular comunidad cristiana de Mosul está exasperada por la inacción de los servicios de seguridad después de que tres de sus miembros hayan muerto en apenas 36 horas y los autores de los atentados hayan logrado escapar.

Ayer por la mañana, en el barrio de Al-Arabi, dos primos asirios, Ziya Toma y Ramsen Shmael, fueron ametrallados desde un coche. Toma murió y Shmael está gravemente herido. El lunes murió Munir Fatuji, siríaco católico, y el domingo, Rayam Salem Elias, caldeo.

La cercanía de la convocatoria de las elecciones legislativas iraquíes del 7 de marzo ha provocado un incremento de los atentados contra los cristianos. «Nos matan para vaciar Mosul de su principal comunidad», lamentó Hazem Girgis, diácono siríaco ortodoxo.