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Raimundo Fitero

Más chinos

Es recurrente, pero parece haberse instalado un principio de paranoia sobre los chinos. China da miedo, aunque produzca admiración. Pero los chinos que tenemos en la esquina forman parte de una colectividad a la que se le ha cargado de leyendas, mitologías cortas de miras y casi siempre insidiosas y descalificadoras. Pero crece esa población de una manera visible. Y cada semana una tienda, un bar, un almacén cercano es regentado por ciudadanos chinos. Y ahora no cambian de negocio; mantienen el mismo bar, con los mismos decorados, con las mismas costumbres de bebidas y comidas. Es algo que inquieta a muchos, pero es, a su vez, una realidad que deberemos asumir para entender el mundo en el que vivimos. Donde vivimos, sea un pueblo grande, una ciudad, un barrio o una zona residencial esta tendencia aumenta. Es más, aseguran los expertos que en las zonas donde no hay comercios chinos, es que son lugares con malas perspectivas económicas, con problemas. La tele ayuda a que se alimenten todas las leyendas.

Los programas callejeros, los documentales urbanos, y el último en acercarse a ellos ha sido «Salvados». Pero Jordi Évole tiene su propia estrategia, su capacidad para penetrar por los flancos y asiste a una boda entre ciudadanos chinos, entra en cocinas de restaurantes chinos, hace las preguntas propiciadas por los tópicos y realiza una prueba de cata de tapas a cargo de «El Yoyas», quien parece reconocer con los ojos tapados, si las tapas más comunes, patatas bravas o rabas, son de un bar regentado por chinos o uno regentado por indígenas. Y es que lo que tiene al personal soliviantado es la actual tendencia a hacerse con negocios de «toda la vida» de las poblaciones más inverosímiles y seguir con el mismo tipo de negocio. No cambian nada, ni colocan dragones, ni campanillas en la puerta. Simplemente el encargado y los empleados son chinos, el resto expende lo mismo: sea pan, tapas o comidas de menú. Y eso sí que abre fugas en la coraza social y empiezan a surgir las reticencias expresadas en graves declaraciones o en chascarrillos de baja intensidad. Los chinos están aquí, además de estar allí. Cada día son más.

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