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ANÁLISIS | EL REMONTE, AL BORDE DE LA DESAPARICIÓN

Ideas para evitar que se pierda la herramienta

 La media de edad de los habituales en los frontones es muy alta y cada vez que visito el recinto de Uharte se aprecia el hueco de alguna deserción.... involuntaria. Y no hay renovación generacional. Ése es uno de los problemas, quizás el mayor.

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José Martín ALUSTIZA MADINABEITIA Aficionado al remonte

Como asiduo al Euskal Jai y como amante del remonte, José Martin Alustiza nos ofrece su particular perspectiva sobre la delicada situación en la que se enucentra la histórica modalidad. Consciente de que no hay varitas mágicas, aporta su reflexión para la causa.

Ha saltado la alarma, no por esperada menos dolorosa. La actual empresa que programa partidos de remonte en el Galarreta de Hernani y en el Euskal Jai de Uharte cesa en su actividad y en consecuencia nos quedamos sin esta especialidad, por el momento, en nuestros frontones.

La pelota en sus diferentes modalidades de herramienta está en crisis, a pesar del tímido apoyo que reciben desde el Gobierno Vasco con las retransmisiones televisivas y del Gobierno de Navarra con su campaña publicitaria de la marca «Reyno de Navarra».

Las fuentes de ingresos tradicionales para los frontones han sido, en primer lugar, las apuestas, y en segundo lugar, el taquillaje. El primero estaba supeditado al segundo. Lógicamente, cuanto mayor era la asistencia, mayor era el número de gente que se animaba a levantar la mano, y las pelotas de tenis iban y venían, sobrevolando continuamente las cabezas, cual palomas mensajeras.

La concurrencia de espectadores ha ido cayendo lenta pero progresiva e inexorablemente. La media de edad de los habituales en los frontones es muy alta y cada vez que visito el recinto de Uharte se aprecia el hueco de alguna nueva deserción.... involuntaria. Y no hay renovación generacional. Ése es uno de los problemas, quizás el mayor. Y claro, si no hay público no hay apostantes, y a los pocos que quedan también les afecta la crisis económica, bajando considerablemente la cantidad media jugada por apostante.

Con estos antecedentes no es de extrañar la decisión que han tomado los actuales mentores de la empresa Galarreta S.L.

El del remonte no es un caso aislado. Ya antes se disolvió la empresa bilbaina que daba partidos de pala larga en el frontón Deportivo de la capital vizcaina, y la cesta también ha atravesado momentos delicados. El Jai Alai es, o era, la modalidad de la Pelota Vasca con más aceptación allende nuestras fronteras (seguramente por que no han llegado a conocer el remonte, para mi gusto mucho mas atractivo y dinámico), aunque se jugaba fundamentalmente en la variante de quinielas, es decir, rotando las parejas cada dos o tres tantos, hasta un máximo de 6. No a partidos de 40 ó 45 tantos como se hace aquí, que a veces resultan muy largos. Incluso en mis viajes a las ferias de Barcelona (frontón Colón en las Ramblas) y de Milán (frontón Comunale, muy cerca del teatro de La Escala), he podido asistir a los partidos de cesta punta que ofrecían cuadros de pelotaris llegados de estas latitudes.

En mi opinión hay tres formas de revitalizar la pelota con herramienta. La primera sería la de organizar festivales mixtos. Hasta ahora, cada empresa organizaba sesiones de tres o cuatro partidos de la misma modalidad, lo cual es un peñazo. Tiene que haber un intercambio de pelotaris entre las empresas (quizás también un intercambio accionarial entre ellas) y ofrecer festivales con las tres especialidades, alternando el nivel en cada herramienta, es decir, estelar en una modalidad, en otra con pelotaris de 2ª y en la otra con jóvenes promesas, e ir rotando.

La segunda consistiría en organizar competiciones, además de en los recintos clásicos del Deportivo, Ezkurdi, Galarreta, Euskal Jai, etc., que quedan lejos y hay que ir en coche particular, en otros recintos aunque sean de frontones más cortos, pero que estén a mano (algo de esto ya se ha probado con el remonte en el Labrit). Es decir, acercar la pelota de herramienta a los pueblos, con el doble objetivo de buscar nueva clientela y tratar de enganchar a la juventud, tanto en la asistencia a los frontones como en la práctica del juego de pelota. Como ocurre con la pelota a mano, si salen chavales en los pueblos que se incorporen a los cuadros de profesionales, arrastrarán consigo al frontón al aficionado de sus respectivas localidades.

La tercera medida sería la de programar partidos a menos tantos, incluso probar el sistema de las quinielas que se podría llevar hasta los pueblos, donde los corredores de apuestas son reacios a atender peticiones de aficionados que no conocen o simplemente no hay corredores. Basta un garito con taquilla dentro del frontón, las apuestas son por cantidades más pequeñas que las que se estilan actualmente, pero muy repetitivas, puesto que se resuelven muy rápido. Permitiría participar a más gente, que quizás, como es mi caso, no entienda muy bien la jerga de los corredores, y el cobro de la apuesta es por adelantado. No hay impagados. El ejemplo más gráfico y cercano es el de las apuestas en el hipódromo.

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