Por quinto día consecutivo, cientos de jóvenes palestinos se enfrentaron en Hebrón a soldados israelíes para denunciar el proyecto de Israel de incluir en su patrimonio dos lugares santos de la Cisjordania ocupada. «Estos lugares forman parte del futuro Estado palestino», subrayó el primer ministro de la Autoridad Palestina Salam Fayyad, de visita a Hebrón. «El pueblo palestino sabe que se trata de una decisión política, cuyo objetivo es apropiarse de los lugares que forman parte de un territorio ocupado», denunció tras reivindicar el derecho inalienable de los palestinos a su tierra.

En los enfrentamientos de los últimos días, los soldados han respondido al lanzamiento de piedras y quema de neumáticos con gases lacrimógenos, balas de goma y granadas silenciadoras. En este tenso contexto, el jueves se celebró el XVI aniversario de la masacre de 29 palestinos en una sala de oración de la Tumba de los Patriarcas, perpetrada por un colono el 25 de febrero de 1994. Éste es uno de los templos que Israel quiere incluir en su patrimonio.

Pese a su intento por apaciguar la situación prometiendo «una libertad completa de culto», Estados Unidos -fiel aliado suyo- la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) y la UNESCO han rechazado su plan.

Parte de la prensa israelí también le ha criticado duramente, acusándole de ceder a las presiones de la extrema derecha y de los colonos. Los periódicos «Haaretz» y «Yediot Aharonot» combinaron sus críticas con caricaturas de la cara de Netanyahu sobre una caja de cerillas.

La ONU da cinco meses más

Por otra parte, la Asamblea General de la ONU dio cinco meses más para investigar los crímenes de guerra cometidos en Gaza durante la última ofensiva del Ejército israelí.

«Es hora de revertir y poner fin al comportamiento destructivo y obsceno de Israel, y ello empieza por garantizar que se pidan responsabilidades y se castigue a los responsables de crímenes de guerra», declaró en su intervención ante el pleno el representante palestino en la ONU, Riad Mansur. Incidió en que las investigaciones llevadas a cabo por el Gobierno israelí incumplen las condiciones de ser independientes y creíbles, como establece el informe Goldstone, elaborado por una comisión de la ONU, presidida por el juez sudafricano Richard Goldstone.