El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, advirtió al Ejército que «nadie está por encima de la ley. Quienes preparan planes secretos para socavar la voluntad del pueblo deben saber que, a partir de ahora, deberán enfrentar las leyes porque nadie puede gozar de inmunidad», subrayó durante una reunión con su partido, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). En respuesta a sus detractores, destacó que «éstos son los pasos de una democracia avanzada».

Justamente ayer, un tribunal turco ordenó la detención de otros 18 militares por su supuesta implicación en la trama golpista «Balyoz». Entre los nuevos arrestados habría, según la agencia Anatolia, nueve oficiales en activo, de los que dos son almirantes, y dos militares retirados, uno de ellos general.

Las acusaciones ser harán públicas en cuanto finalice la instrucción del caso. Al menos 31 militares en activo o retirados están en prisión preventiva desde el comienzo, el lunes, de esta redada sin precedentes contra la influyente élite militar turca. El jueves, tras una reunión entre el presidente Abdullah Gül, el jefe del Estado Mayor, el general Ilker Basbug, y el propio Erdogan, los fiscales dejaron en libertad a tres de los principales acusados, el ex jefe de Marina Ozden Ornek, el ex responsable de Aviación Ibrahim Firtina y el antiguo número dos del Ejército, Ergin Saygun, todos generales retirados. En su comparecencia de ayer ante el Palacio de Justicia de Estambul, el también general retirado Cetin Dogan negó cualquier conspiración contra el Gobierno, que, al parecer, se fraguó en 2003 en el Primer Ejército de Tierra de Estambul, poco después de la llegada al poder del AKP. El Primer Ejército estaba dirigido por Dogan, figura clave de la campaña militar que en 1997 forzó la dimisión del primer ministro y mentor de Erdogan, Necmetin Erbakan.

El supuesto plan consistía en abatir un caza turco en el Mar Egeo para provocar un enfrentamiento con Grecia y en colocar bombas en mezquitas.