Tanto la secretaria de Estado estadounidense, como el secretario británico para Irlanda del Norte han apremiado a los partidos unionistas del Norte de Irlanda en lo referente a la devolución al Gobierno del Norte de Irlanda de los poderes en materia de Policía y Justicia. Si parecen evidentes las presiones de los gobiernos implicados en el proceso irlandés, incluso denunciadas como mobbing desde las filas unionistas del UUP, no lo es menos la presión de la opinión pública norirlandesa. Según un sondeo oficial, más de un 70% de los norirlandeses está de acuerdo con la devolución de los poderes policiales y en materia de Justicia a Belfast. Un porcentaje que supera incluso el que respaldó los Acuerdos de Viernes Santo y elevado incluso entre los unionistas. El DUP y el UUP, reunidos ayer en sus respectivas asambleas, debatían sobre la cuestión no ajenos a esas presiones, pero tampoco a sus pugnas internas ni a las elecciones que se avecinan. En cualquier caso, cabe preguntarse cuándo llegarán a reflexionar sobre su papel en el proceso de paz y sobre si la mejor aportación al mismo no sería dejar de entorpecerlo con constantes maniobras dilatorias desde hace más de una década. Sería de desear que esas presiones que tanto parecen molestarles sirvieran para que aborden dicha reflexión.