Lakua «quiere hablar» de un museo en Urdaibai, pero no de la marca Guggenheim
Entre los asuntos puestos sobre la mesa por el Gobierno de Patxi López y el PNV se encuentra el proyecto del Guggenheim-Urdaibai, una cuestión que, a tenor de lo afirmado ayer por el lehendakari y la consejera de Cultura, Blanca Urgell, está a la espera de la respuesta de los jelkides. Su propuesta: no al Guggenheim y sí a algo relacionado con el arte vasco.GARA | DONOSTIA
En la entrevista en la red social Twiter que ofreció ayer, la tercera hasta el momento, Patxi López lo decía claramente: la postura de su Gobierno hacia el proyecto de un museo Guggenheim en Urdaibai, que tantas fricciones y enfrentamientos ha provocado entre el Ejecutivo y la Diputación de Bizkaia, es «que la única solución para esa zona no es un nuevo Museo Guggenheim Bilbao, no es una nueva franquicia, sino algo propio que nos de un estímulo diferente para relanzar esta zona». Es decir, sí estarían a favor de crear un museo en la zona, pero no apostarían por la marca neoyorquina; algo, sin embargo, que sustenta y condiciona el proyecto preparado por el ente foral vizcaino y que hasta tiene fecha de inicio, el 2012.
López recordó que la zona es una Reserva de la Biosfera y se puede hablar de que esa comarca precisa industria, pero «no contaminante», sino que esté ligada al conocimiento, al sector turístico y cultural que «aproveche» todas las instalaciones que están en la zona. «Debiéramos intentar que hubiera una compatibilidad entre esa reserva y una actividad cultural que, a la vez, potencie y promocione a nuestros propios creadores culturales», añadió. En suma, que no estarían por la labor de poner en marcha un «macrocentro museístico nuevo», sino «algo» que fuera «bastante más respetuoso» con la Reserva de la Biosfera y «bastante más sostenible ecológicamente», pero que supusiera un «relanzamiento» económico, social y cultural de la zona. De esto y de la marca Guggenheim es de la que, dijo, «queremos hablar también con la Diputación de Bizkaia».
Según explicó ayer Blanca Urgell, consejera de Cultura, el del museo en Busturialdea fue uno de los asuntos sugeridos por el presidente del PNV, Iñigo Urkullu. En declaraciones a Onda Cero, Urgell recordó que el lehendakari había presentado «una docena de temas» a Urkullu en una reunión mantenida entre ambos, a los que añadió otros asuntos procedentes sugeridos por el líder jeltzale, entre ellos «el desarrollo de Urdaibai. Si no han cambiado las cosas -dijo-, estamos esperando la respuesta por parte del PNV».
A su juicio, la inversión que propone la institución foral para instalar un Guggenheim en la zona vizcaina, de 200 millones de euros, «es una inversión importantísima que creemos que en esta época de crisis hay que valorar muy despacio». Por otra parte, negó que el Ejecutivo haya planteado, en ningún momento, como alternativa al posible Guggenheim de Urdaibai, la posibilidad de instalar un Museo de Arte Vasco en la zona, aunque sí admitió que «desde el punto de vista de la cultura se podrían hacer intervenciones más relacionadas con el arte actual vasco y no necesariamente ligadas a una marca como la Guggenheim».
El «Guernica»
Había otro asunto: el traslado del «Guernica» de Picasso a Euskal Herria, como ha reclamado el PNV y apoyan otras formaciones abertzales. Para Urgell no es una prioridad para su Departamento, y dijo no encontrar la importancia que se da a «esta polémica o vía eterna» que aparece «de vez en cuando» porque, a su juicio, esta obra es «un símbolo universal contra la guerra, un símbolo de todos». Admitió que desearía que, «en algún momento», esta tierra tuviera la situación adecuada para que «un símbolo universal, como ése, estuviera en el mejor de los sitios posibles». Sin embargo, «desgraciadamente, hay cosas más importantes que queremos arreglar antes de intentar traer el `Guernica', como es el de la violencia. Sin ninguna duda», dijo.
En su opinión, el «Guernica», «esté donde esté, lo llevamos en el corazón los que estamos en contra de la violencia». No obstante, como consejera se confesó «encantada de que nuestro país lo albergase. Pero no es mi primer tema ni la cosa por la que voy a trabajar en primer lugar».
Blanca Urgell negó que se hayan planteado como alternativa la posibilidad de instalar un Museo de Arte Vasco en la zona, aunque sí admitió que «desde el punto de vista de la cultura se podrían hacer intervenciones más relacionadas con el arte actual vasco y no necesariamente ligadas a una marca como la de Guggenheim».
El exitoso caso del Guggenheim de Frank Gehry abre el ensayo «Arquitectura milagrosa» (Anagrama), en el que el periodista Llàtzer Moix explica el inicio del creciente poder de los «arquitectos estrella» en la configuración de las ciudades del Estado español; son nombres como Santiago Calatrava, Zaha Zadid o Peter Eisenman, y en los que tanto autoridades públicas como promotores privados vieron en su día como únicos potenciales transformadores de sus urbes. A juicio del escritor, después de la contribución del Guggenheim a la metamorfosis de una ciudad gris como Bilbo, «a algunos alcaldes y presidentes autonómicos, cuando se les aparecía el arquitecto estrella era como si se les apareciera la virgen». En el libro se pone en evidencia las maniobras políticas que llevan a la construcción de estos hitos de la arquitectura moderna, vistos en muchos casos como «la piedra filosofal». Moix concluye que la actual crisis económica abre una nueva etapa «en la que quizá no habrá lugar para tanta alegría a la hora de encargar y suministrar edificios icónicos».
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