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Eszenak

El teatro documental de David Hare

Josu MONTERO | Escritor y crítico

Es posible que hayan oído hablar de mí. Mi nombre es David Hare. Soy dramaturgo. Pero quería experimentar qué se siente encima de un escenario, por eso estoy aquí. Porque lo mío es poner palabras en boca de personajes, interpretados por personas cuya profesión consiste en pretender ser otros. Estas primorosas convenciones del teatro son para mí las más amadas. El corazón de mi vida».

Así arranca «Vía Dolorosa», monólogo escrito en 1998 y que el propio dramaturgo interpretó. Ésta ha sido una de las cuatro obras de Hare llevadas a escena en febrero en Madrid, dentro del X Festival Escena Contemporánea, cuyo emblemático Ciclo Autor se dedica «a un autor contemporáneo que se ha significado por la aportación de nuevas vías al lenguaje dramático». Este año se eligió a uno de los principales autores de teatro político -aunque él afirma que todo teatro lo es- y decidido impulsor en Gran Bretaña del teatro documental. Hare aborda temas de rabiosa actualidad y para ello se documenta, viaja, habla con unos y otros, busca, indaga. «Mi teatro es una mejora de lo que la prensa debería hacer», ha afirmado.

Hare viene del teatro marxista de los 70, cuando creó la compañía izquierdista Joint Stock; fue depurando su escritura y a pesar de los años y las modas, continuó irreductible empeñado en que su teatro no fuera ajeno a la realidad social. Así en los 90 escribió su polémica trilogía sobre los pilares de la sociedad británica. En «Racing Demon» satirizó a la Iglesia, denunció el deterioro del sistema judicial en «Murmuring Judges», y se zambulló en la hipocresía de las campañas electorales y la financiación irregular de los partidos -comenzando por el Nuevo Laborismo- en «Absence of war». Y no es la única obra que ha dedicado a los turbios entresijos de la política. Otras obras documentales son «The Permanent Way», sobre las consecuencias de la privatización de la red británica de ferrocarriles. O su última pieza, «The power of yes», cuyo inequívoco subtítulo reza: «Un dramaturgo trata de entender la crisis financiera».

De un viaje a Israel, Gaza y Cisjordania y de las muchas personas con las que charló nació «Vía Dolorosa» (1996): «Dicen que en Inglaterra se vive de una forma bastante superficial. Claro, nuestras vidas no pueden ser sino banales porque vivimos en un país donde ya nadie cree en nada». Hare mete las manos en el balde de sangre del eterno conflicto en un catártico auto sacramental en primera persona no exento de humor, poesía y furia. Además de ésta, el Ciclo Autor ha montado otras tres piezas. En «The blue room» sigue la estela de «La Ronda», de A. Schnitzler, para trazar escenas de varios personajes antes y después del sexo. «The secret rapture» aborda la especulación empresarial. Y en «Skylight» el reencuentro de dos amantes tras una larga separación a los que el tiempo ha llevado a ver la vida de formas opuestas: maestra comprometida del suburbio ella, empresario de éxito él. Pero aquí no hay cartas marcadas sino personas: qué hacemos con la vida, qué hace ella con nosotros.

«La brisa de la vida» (2003) fue hace años dirigida por Lluís Pasqual e interpretada por N.Espert y A.Rivelles; un encuentro entre la esposa y la amante del hombre que acaba de morir. Y cuya cita inicial, de Gauguin, puede servir de lema al teatro de Hare: «Si la vida es lo que es, uno sueña con la revancha».

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