Óskar Santos y Alejandro Amenábar se conocen desde la facultad, y luego han seguido colaborando, como cuando el de Bilbo se encargó del making of de «Mar adentro». De ahí que haya contado con el apoyo en la producción del autor de «Agora» a la hora de dirigir su ópera prima, la cual ha dispuesto de un generoso presupuesto de tres millones de euros, que le ha llevado a la sección Panorama de la Berlinale. El eco internacional conseguido se debe asimismo a la escritura del guión por parte del pujante cinaesta Daniel Sánchez Arévalo («Azul oscuro casi negro» y «Gordos»), junto a un reparto encabezado por los estelares Eduardo Noriega y Belén Rueda.

Si uno ve el trailer de «El mal ajeno», saca la conclusión de que es un thriller de suspense sicólogico al estilo de los que hacía Amenábar en su primera etapa, pero es una falsa impresión, porque la película contiene una amplia mezcla de géneros. Hay hasta toques de comedia, que no son de extrañar si se piensa en el costumbrismo al que es tan proclive Sánchez Arévalo. El grueso de la acción se desarrolla en un hospital madrileño, cuyo mal funcionamiento es descrito de forma realista. Un naturalismo que se rompe de golpe con la repentina introducción de un elemento sobrenatural que lo trastoca todo, derivando hacia el drama romántico de tintes trágicos.

Eduardo Noriega es un doctor desengañado, un funcionario al que le cuesta asumir sus responsabilidades en los fallos médicos que comete. La amenaza de muerte del marido de una paciente en estado de coma le saca de su apatía, comprobando que en lugar de morir a manos de su teórico agresor ha recibido el poder de curar. Pero la puesta en práctica de ese don tiene un precio y, a la vez que salva vidas en el hospital, las de sus familiares comienzan a apagarse.

El peligro que corren los seres a los que quiere le hace darse cuenta de que no sabemos apreciar y valorar a los que tenemos más cerca, hasta que ya es demasiado tarde y los perdemos sin remedio.