El inmovilismo de Washington y Moscú frena un verdadero proceso de desarme nuclear
Tanto Estados Unidos como Rusia quisieron vender ayer al mundo que las negociaciones para un tratado de desarme nuclear avanzan por la buena dirección, y algunos medios incluso comenzaron a especular con cuál será el lugar de la firma. Sin embargo, la realidad es muy otra. Washington no renuncia a sus planes para crear un escudo anti-misiles con bases muy cercanas a territorio ruso, y pretende situar este aspecto al margen del tratado. Algo que, por supuesto, no convence a Putin quien, a su vez, presiona con fuerza a la Casa Blanca anunciando que no encuentra motivos para detener la puesta en marcha de una central nuclear en Irán, que ha anunciado para el próximo verano.
Obama continúa asegurando que su objetivo es avanzar hacia un mundo sin armas nucleares. Un bonito discurso que, de momento, no va acompañado de decisiones concretas que faciliten un acercamiento a Moscú. Por su parte, Rusia sube la apuesta y no duda en utilizar el delicado tema nuclear en Irán como método de presión. A pesar de los aparentes esfuerzos diplomáticos, el inmovilismo sigue ganando la partida a un verdadero proceso de desarme nuclear.