The Chieftains y Ry Cooder recuerdan al batallón San Patricio
Paddy Maloney, veterano líder de The Chieftains, llevaba décadas cruzándose con la historia del batallón San Patricio, soldados irlandeses que, curiosamente, lucharon junto a México, en la guerra contra Estados Unidos por Texas. Maloney no hallaba demasiada información al respecto, parecía que aquellos sucesos habían quedado en los márgenes blancos de los libros de historia. «San Patricio», el nuevo disco, publicita los hechos con rigor y arte musical.
Pablo CABEZA | BILBO
Coincidiendo con el día de San Patricio, el pasado miércoles, en los escaparates de las pocas tiendas de música que quedan y que cuentan con muestrario externo, se podía ver un disco de sugerente portada y llamativa unión, The Chieftains con Ry Cooder, en un disco titulado «San Patricio».
El cedé, más DVD en la versión deluxe, culmina el sueño de Paddy Maloney de tributar homenaje a aquellos irlandeses que optaron por inclinarse del lado mexicano en la guerra de México contra Estados Unidos, un hecho real omitido por la mayoría de historiadores, especialmente estadounidenses.
Realmente suena extraño que un puñado de irlandeses dejaran las tropas tejanas estadounidenses, desertando, para pasarse al enemigo. Pero todo tenía un por qué.
Mexicanos e irlandeses
La guerra entre México y Estados Unidos transcurrió entre 1846 y 1848. 25.000 soldados mexicanos resultaron muertos o heridos, además de perder alrededor del 40 por ciento de su territorio. Los estadounidenses sufrieron la baja de 17.423 hombres, muertos o heridos, y tuvieron más de 9.000 desertores, según consta en los registros estadounidenses. La guerra se inició como consecuencia de la declaración de independencia por parte del estado de Texas en 1836 y la siguiente anexión de Texas a EEUU en 1846. El 11 de mayo de ese 46, el presidente estadounidense James K. Polk solicitó y recibió la aprobación del Congreso para declarar la guerra a México.
Mientras Estados Unidos se preparaba para la guerra, miles de inmigrantes europeos recalaron en las costas estadounidenses. Entre éstos se encontraban los irlandeses que huían de la Gran Hambruna del 45. Con la oferta de acres de tierra y de tres meses de paga anticipada, muchos se alistaron en el Ejército americano, pero pronto comenzaron las vejaciones para todos ellos.
«Los historiadores de ambos lados de la frontera -cuenta el mexicano Martín Paredes en un estudio de 2008- han reconocido de forma general que los estadounidenses tenían la intención de instigar la guerra con México a través de agresiones tal como violaciones, pillaje en general y, especialmente, la profanación de iglesias católicas en Texas, el territorio en disputa».
«Además, muchos inmigrantes, miembros del Ejército estadounidense, no sólo se sentían discriminados por sus compañeros, sino que no podían aceptar la provocación estadounidense para instigar la guerra. Entonces empezaron a desertar y cruzar el río para unirse al Ejército mexicano en la defensa de México», apunta Paredes.
El inmigrante alemán Christopher Friedrich Wilhelm Zeh, que prestaba servicio en el Ejército estadounidense, precisa en sus memorias: «Los mexicanos prensaban de forma rutinaria folletos dirigidos a los soldados americanos inmigrantes escritos en alemán, inglés y francés». Según Zeh, los folletos rezaban: «Vivimos en paz y amistad con las naciones que vienen a nuestro país. ¿Por qué quieres pelear contra nosotros? ¡Únete! Os daremos la bienvenida con los brazos abiertos, cuidaremos de vuestras necesidades, os ofrecemos más de lo que los yankees os pueden proporcionar. Por su desfachatez, nos hemos visto obligados a entrar en guerra. Únete a nosotros y lucha con nosotros por nuestros derechos y nuestra sagrada religión contra este enemigo infiel». Zeh añade,«varios cientos de irlandeses, provocados por el fanatismo religioso, se dirigieron hacia el teórico enemigo, gracias a este pedazo de papel».
En octubre de 1846 el presidente Santa Anna, uno de los gobernantes más polémicos de la historia mexicana, dio órdenes para que se formara el batallón San Patricio, laureado por generales como Francisco Mejía por su valentía y audacia. No obstante, buena parte de los componentes del batallón o murieron en combate o fueron capturados por los estadounidenses y ahorcados, en su mayoría. por desertores.
Los mexicanos conmemoran a los soldados irlandeses en dos días, el 12 de septiembre en honor del aniversario de las primeras ejecuciones y el 17 de marzo, día de San Patricio. Numerosos nombres de las calles de todo el país honran su ayuda a la causa mexicana.
El gobierno mexicano ha reconocido oficialmente la contribución de los San Patricios a través de los actos oficiales de gobierno. En 1997, el presidente Zedillo realizó una ceremonia en honor del 150 aniversario de su ejecución junto con el embajador de Irlanda.
Paddy Maloney
La historia folk de Irlanda pasa por alguno de los momentos de The Chieftains, grupo formado en 1963. Puede que Paddy Malone no haya pensando en el asunto del batallón San Patricio sus cincuenta años de actividad en la música, pero llevaba muchos años con el asunto enredado entre sus pensamientos, elegías y proezas acantar del pueblo irlandés.
«El hecho de que la existencia de esta gente se hubiera mantenido en silencio me fascinaba», comenta Maloney, quien añade: «No se habla de ellos. Especialmente entre católicos y en Irlanda». Pero el músico encuentra más motivos para el presente tributo: «Habían sido inducidos a enrolarse sin mayor opción. Se bajaron del barco en Ellis Island y les dijeron: «ten un rifle y vete al sur a matar mexicanos». Eso no iba bien con ellos, católicos como eran y enviados a matar a otros católicos».
Para Maloney, recordar esta historia y dejarla plasmada en un disco era como una conjura de espíritus: «Y para eso tengo mucha imaginación y experiencia», entre otras cosas porque Paddy tomó como posibles modelos de trabajo viejas canciones del tono de «Bonaparte's retreat», que explora la conexión de Irlanda con la historia francesa. Esta pieza duraba trece minutos, y también era un poema tonal. «Considerarlo en estos términos, era como abrir las alas», señala el irlandés.
Maloney inició el trabajo caminando sobre huellas. Habló con unos y con otros, pero dejó que le guiara, sobre todo, la percepción. Siguió, además, el origen de los acordes, los tonos y los ritmos, y encontró muchas similitudes entre la música irlandesa y la mexicana.
El proyecto lo compartió con Ry Cooder, éste le dijo, ante las dudas de Paddy, que si no lo hacía, lo haría él y The Chieftains se pusieron en marcha.
Cuando comenzaron las tramas de las primeras canciones, todo el mundo se ilusionó con el proyecto, Cooder se mostró especialmente activo: «Ry trajo algunas piezas para añadir a la mezcla final de canciones («Sands of Mexico» y «Canción mixteca»). También trajo a los mariachis, con su sonido enorme y áspero -comenta Maloney-. LLamó a la gente que conoce, y Ry conoce a todo el mundo, a todos los grandes intérpretes. Sabe qué es lo que está pasando en cada momento, porque lo está viviendo».
Las cosas se hicieron poco a poco, en ocasiones de forma ordenada, pero también surgieron encuentros en el mismo vértice de la casualidad. «Cuando llegamos a México, la gente aparecía de la nada para venir a tocar. Estaba esta mujer, Graciana Silva, que yo sabía que vivía en un lugar en lo alto de la montaña y que a menudo bajaba al centro del pueblo a tomar café y tocar, y allí la encontramos», apunta Maloney. Con todo, el irlandés no olvida la suerte que tuvo al conocer, entre otros, a Guadalupe Jolicoeur, una programadora de radio argentina que había pasado años investigando la música de Sudamérica y México. «Para mí Guadalupe fue como un libro completo de historia. Tenía cantidad de información de donde yo podía escoger. Creo que sentía que su material era una mezcla ideal para The Chieftains, una suerte de fusión que se puede notar en muchos de los arreglos, pero especialmente cuando utilicé fragmentos de viejas melodías irlandesas mezcladas con las canciones mexicanas. Lo puedes escuchar en las piezas de Lila Downs (`La iguana' y `El relámpago') y en `El pájaro Cu', de Graciana. La Negra Graciana no podía creer que esto fuera posible. Linda Rondstat, por ejemplo, llegó «a la fiesta» con una reliquia de su familia. «A la orilla de un palmar», canción que había aprendido de su abuelo mexicano.
«San Patricio» es un álbum sorprendente. La fusión de folk irlandés con los diferentes estilos tradicionales de México, resulta emotivo y hermoso, hondo y festivo. Sus contrastes son los del sol y las sombras de los caídos. La dignidad y la muerte. El logro es sublime y sencillo. Los diecinueve cortes nos presentan a The Chieftains con numerosos invitados: Rondstat, Cooder, Carlos Núñez, Chavela Vargas (con casi un siglo de vida), con la preciosa «Luz de luna, Los Tigres del Norte, Lila Downs, Los Folkloristas, Mariachi San José... y hasta una narración épica del actor irlandés Lian Neeson en «March to batle (across The Rio Grande)». P. C.
«Este proyecto me ha dado un empujón. Mi esposa le decía a mis amigos que yo llevaba diez años ensayando mi jubilación. Pero no va a ser, ahora siento que regreso con fuerza. Lo logré con este álbum».
«No todo fue sufrimento. Hubo momentos felices y están en este álbum. De alguna forma, es una historia típica irlandesa, como la de los terribles vecinos que llegaron de visita y se olvidaron de marcharse».