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La «salud» de las ciudades se quiebra conforme crecen y aumentan las desigualdades

Más de 800 millones de personas viven en barrios pobres y marginales en todo el mundo. Es el equivalente al conjunto de la población de EEUU y la UE. Lo asegura un informe de Naciones Unidas. Argentina, Indonesia y Marruecos son algunos de los países que han logrado reducir el número de personas que residen en esos asentamientos.

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La ONU ha alertado de que la salud de las grandes ciudades del planeta empeora conforme crecen y se extienden hasta crear megalópolis dispersas y desiguales, en las que el hacina- miento no hace más que multiplicarse. El número de personas que viven en villas miseria en el mundo aumenta de forma constante cada año a pesar de los avances logrados en algunos países, particularmente en China e India, así como también en Argentina y Colombia, según el informe «El Estado de las Ciudades en el Mundo 2010-2011», publicado por ONU-Hábitat.

De no aplicarse «medidas radicales», esa cifra seguirá creciendo en forma espectacular y en el año 2020 será de unos 900 millones, indica el documento, que agrega que en la última década los arrabales han crecido a un ritmo del 10% anual y que ya albergan a 827,6 millones de personas en todo el mundo, pero que podrían rebasar los mil millones en poco tiempo si no se toman «medidas drásticas».

Sin embargo, en estos últimos diez años, 227 millones de personas abandonaron estos barrios marginales, en la medida en que sus viviendas dejaron de integrar esa categoría debido a una mejora de las condiciones a través del acceso al agua y a los servicios de saneamiento, alojamientos decentes..., lo que supone haber alcanzado de forma anticipada uno de los objetivos del Milenio, marcados por las Naciones Unidas en el 2000.

Pero, como consecuencia del crecimiento extremadamente rápido de las zonas urbanas, las cifras en valor absoluto y su incremento vertiginoso siguen siendo alarmantes, ya que el número de personas que viven en barrios pobres aumenta constantemente.

En 1990, 650 millones de personas vivían en villas miseria; en el año 2000, 760 millones, y en 2010, y 830 millones de personas.

«El crecimiento urbano es más rápido que la tasa de mejora de las villas miseria», resumió Gora Mboup, coautor del informe publicado a unos días del inicio del Quinto Foro Mundial Urbano en Río de Janeiro, que se celebrará entre los días 22 y 26 de marzo.

Esfuerzos insuficientes

Los esfuerzos tendentes a reducir la cantidad de habitantes en los barrios pobres y marginales no son «ni satisfactorios ni suficientes» y «la fractura urbana es más inaceptable que nunca», sostiene el informe.

Destaca varias tendencias que se están dando en urbes de todo el mundo, donde viven 3.500 millones de personas -una de cada dos-, como la coincidencia entre urbanización y desarrollo, pero también con un incremento de las brechas sociales.

«Hemos constatado que la urbanización es un indicador de riqueza, pero también contribuye a aumentar las desigualdades, los asentamientos informales, las favelas», señala uno de los autores del informe, Eduardo López Moreno.

La urbanización desenfrenada está llevando, cada vez más rápido, a la fusión de las grandes ciudades en conurbaciones o megalópolis, unos conglomerados urbanos que constituyen los grandes vectores de generación de riqueza del mundo. Ya existen cuarenta megalópolis en el planeta, que concentran el 18% de la población mundial, el 66% de la actividad económica y alrededor del 85% de la innovación tecnológica y científica.

La región china de Hong Kong, Shenzen y Guangzhou es hogar de 120 millones de personas, mientras que el corredor entre las urbes brasileñas Río de Janeiro y São Paulo, la mayor conurbación de América Latina, ya concentra a 43 millones de personas.

Este crecimiento acarrea innumerables problemas, como el del transporte, que se hace menos ecológico y se encarece por la longitud de los desplazamientos urbanos, que pueden llegar hasta cien kilómetros por día en ciudades como Johannesburgo.

Las desigualdades son especialmente marcadas en América Latina y el Caribe, región en la que 21 ciudades aparecen en la lista roja de la ONU, por detrás de las urbes sudafricanas, las más desiguales del mundo.

Los problemas que afectan a estas ciudades son bien conocidos, como el abarrotamiento, la insalubridad y las carencias en el área de salud, incluyendo dificultades en el acceso al agua y a los servicios de saneamiento. Pero además se ha agravado el hambre, un problema que en las ciudades gana una dimensión mayor que en las zonas rurales y que «ya ha dejado de ser coyuntural porque se viene registrando desde hace quince años», según el informe.

Constata que el crecimiento de la población de estos barrios se explica en un 50% por el crecimiento natural de la población; en otro 25% por la emigración del campo a la ciudad y en el 25% restante por la extensión de las ciudades, que absorben progresivamente las localidades de la periferia urbana.

Diferencias importantes

Sin embargo, el análisis región por región deja en evidencia diferencias importantes. China e India, los dos países más poblados del mundo, avanzan a «pasos de gigante hacia la erradicación de las villas miseria», indica ONU-Hábitat. La proporción de la población urbana china que vive en villas miseria pasó del 37,3% en el año 2000 al 28,2% en2010.

Más allá de esos dos gigantes, otros países, como Argentina, Colombia, República Dominicana, Indonesia y Marruecos, han logrado reducir la proporción de habitantes que residen en barrios marginales.

En el África subsahariana, el progreso es muy lento y la situación sigue siendo sombría: casi 200 millones de personas, más del 60% de la población urbana, viven en este tipo de asentamientos.

 

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personas, una de cada dos, viven en zonas urbanas. En todas ellas se da la coincidencia entre urbanización y desarrollo, pero también un incremento de las brechas sociales.

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