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Gari Arriaga Periodista encarcelado en Daroca

IVA: tomar posiciones para ser actores de la nueva situación

«...los procesos de paz se dividen en costras y abscesos. Una costra es una herida con una postilla protectora que puede sanar con el tiempo y unos cuidados sencillos. De hecho, si se toca demasiado se puede reabrir la herida y causar una infección. Un absceso, en cambio, empeora de forma inevitable si no se hace una intervención dolorosa pero sanadora. Oriente Próximo es un absceso. Irlanda del Norte es una costra». Bill Clinton.

Una de las características políticas de la izquierda abertzale de siempre ha sido la de conjugar resistencia y negociación. Resistencia política y popular siempre unidas a un trabajo político donde lo importante ha sido combinar de manera creativa y novedosa, y no recurrir sólo a una renunciando a la otra.

Ahora que en estos momentos estamos lidiando con nuestra propia historia nos encontramos en la encrucijada de repensar y desarrollar nuevas formas de resistencia, de intervención política, frente a los actuales momentos de aculturación social, de hegemonía mediática española, de imposición política, etcétera.

Breves apuntes que nos sitúan en una Euskal Herria «agredida» en toda la literalidad del término y que nos conduce inevitablemente a la construcción de la casa única del soberanismo vasco. Soberanismo vasco que nos lleve a hacer de Euskal Herria una prioridad. Euskal Herria primero y en Euskal Herria primero las personas.

Soberanismo vasco, por otra parte, sentimentalmente fuerte y hegemónico, pero políticamente débil. De ahí que el liderazgo de dicho soberanismo ha de «desprenderse» de referentes arcaicos y vetustos de vanguardia y poseer además capacidad de iniciativa y de organización; una idea, un sentimiento y un proyecto de país, y que a su vez sea un intérprete político-social de una sensibilidad colectiva.

Estos apuntes nos sitúan en la disyuntiva de poner en juego a la sociedad civil en nuevos parámetros y en todos los campos de intervención político-social. Cuando más conscientes seamos de ello, cuando nos pongamos a llevar las cosas a cabo en el momento propicio -porque después puede ser ya demasiado tarde- más sentiremos que el trabajo político bien hecho no tiene límites en la hora de la vía soberanista. Pero también siendo conocedores de que el trabajo mal hecho no tiene futuro.

En este sentido, un proyectado proceso democrático sin convicciones profundas y valores sólidos, un proceso sin actitudes constructivas y de confianza mutua tampoco saldrá adelante.

Estamos en los umbrales del «big time» de la actualidad política vasca, donde los compromisos claros y concretos de han de imponer de facto y con dosis de irreversibilidad.

Finalmente, ahora que estamos enfrascados en diatribas de carácter económico y que tienen al IVA como sujeto principal de debate, manifestar que sí al IVA vasco y a su subida teniendo en cuenta que nuestro pueblo, la sociedad vasca, tiene: I=ideas, V=valores, A=actitudes, para superar el actual estado de cosas. Si somos capaces de ello, la sociedad vasca en su conjunto no se quedará callada sino que se involucrará activamente si ve una oportunidad seria y real de lograr la paz.

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