Perdura la apuesta de Seiren por el folk y el pop-rock melódico
Seiren apuestan por la canción evocativa, gracias al componente folk, y al tono urbano desde su componente pop. Tendencias que se unen con facilidad en «Marraren beste aldean zu», su segundo disco, álbum de aires melancólicos, positivistas y de tono armónico.Pablo CABEZA | BILBO
Seiren lleva cinco años en tránsito, con Jokin, voz y violín, y Onintze, guitarra acústica y voz, como miembros fundadores. Jokin vive en Zornotza, Onintze en Bilbo, mientras que el resto de componentes se reparten entre Zarautz, Mutriku, Bakio y Urdiain. Compleja ramificación que parece funcionar, pues Seiren suenan compactos y llevan un buen ritmo de actuaciones en los últimos años.
Su sonido se caracteriza por la mezcla de pop y folk, aunque en «Marraren beste aldean zu» las armonías pop, o incluso rock, sujetan con mayor fibrosidad la estructura musical que en el disco anterior, más folk. Un buen ejemplo se tiene en «Galdutako irria», una de las composiciones más afortunadas del disco y donde se inclinan hacia la melosidad de unos Ken 7 mezclados con Mikel Erentxun.
Pop, rock y folk
«Seiren siempre se ha caracterizado por su fusión de pop-rock y folk. Si tuviese que elegir un termino medio que describiese el disco actual me decantaría por el pop, aunque a veces la balanza se mueve hacia el rock o el folk, depende de cada tema. En «Bidaztiaren orratza», la canción instrumental del disco, la balanza se rompe, por ejemplo, completamente hacia el folk», señala Jokin Lacalle. Con todo, parece que el pop melódico es el dulce veneno que se va colando por las venas de Seiren.
Lacalle pertenece a familia de artistas. Su aita es pintor y su hermano Aitor, parte del grupo Memoria de Pez. «La verdad es que en mi familia somos todos unos artistas jejeje. Siempre ha sido una familia muy ligada al mundo de la cultura desde hace muchos años. Mi hermano y yo hemos heredado de mi padre el respeto por la cultura y por el arte. Y gracias a mi abuelo, que fue el director de la banda de Sestao, tanto mi hermano como yo hemos crecido con la música en casa. Podemos decir que hemos tenido grandes maestros», matiza Jokin.
Han pasado casi tres años desde el debut con «Pertsona baten bila», tiempo suficiente para calibrar si la música decepciona o alberga el encanto que a tantos y tantos ha cautivado. «La música no nos decepciona, es nuestra amiga y disfrutamos con ella. El mundo de la música es otra cosa. Puede ser tan cruel como agradable, cierto; sin embargo, nos ha dado la oportunidad de conocer a grandes personas y de vivir excelentes momentos. Y lo más importante, nos ha regalado muchísima ilusión», sentencia Jokin.