Osakidetza da por implantada en toda su red la prueba combinada del primer trimestre de embarazo, un proyecto que comenzó a introducir en diciembre de 2008 en el Hospital de Cruces y que a día de hoy, según aseguró ayer el doctor Adolfo Uribarren, su coordinador, se efectúa a todas las embarazadas para detectar el síndrome de Down y otras anomalías congénitas, no sólo a las mayores de 35 años como sucedía antes.

A través de un conjunto de pruebas complementarias que se efectúan a las pacientes en el transcurso de las citas habituales en los primeros meses de gestación, los ginecólogos obtienen los factores de riesgo que hay en ese embarazo y, en caso de existir, se ofrece a la mujer la posibilidad de practicarle la amniocentesis. Con esta prueba rápida se consigue detectar antes las anomalías congénitas, en la semana 15 ó 16, cuando hasta hace dos años era necesario aguardar hasta la semana 20, de modo que se reducían los plazos para la interrupción voluntaria del embarazo en caso de riesgo.

Uribarren incidió en que anualmente se producen unos 20.000 embarazos en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, de los que, hasta la implantación de esta técnica investigada en Gran Bretaña, 7.000 eran mujeres mayores de 35 años, que en su mayoría pedían que se les practicase la amniocentesis; las otras 13.000 se veían obligadas a acudir a la red privada para detectar casos síndromes como el de Down, Edwards, Turner o Patau.

En las amniocentesis practicadas, desveló el coordinador del programa, se registraban alrededor de 70 abortos, cifra que confesó no era fácil de reducir, con el agravante de que muchas de las gestaciones se producen tras complicados procesos de fertilidad. Ahora, con el nuevo sistema, prevén que el 5% de las mujeres necesitarán que se les extraíga una muestra de líquido amniótico -unas 1.000 intervenciones- con lo que los abortos bajarán a unos 10.

En 2005, en la CAV se registraron 66 casos de síndrome de Down, de los que 12 no fueron detectados antes del parto y, de ellos, 9 fueron en menores de 35 años. Un año después hubo 71 casos, 14 no detectados y, de ellos, 3 con menos de 35 años.

Las claves del nuevo método de detección son, además de las pruebas usuales, efectuar una analítica de dos marcadores bioquímicos de la sangre de la paciente y una traslucencia nucal, lo que aporta valores que, combinados con otros factores, fundamentalmente la edad, permiten calcular el riesgo real de una mujer de tener una hija o hijo con síndrome de Down y otras anomalías congénitas.

El viceconsejero de Sanidad del Ejecutivo de Lakua, Jesús María Fernández, aclaró ayer en rueda de prensa que a partir de ahora no se ofrecerá la posibilidad de someterse a la amniocentesis a toda embarazada de 35 o más años y sí, sea cual sea su edad, a todas las mujeres a que se les detecte un riesgo real de alternación cromosómica, contando con el consentimiento de la mujer.

Por su parte, Adolfo Uribarren aseguró que el gasto en el sistema implantado, a pesar de reducirse el número de amniocentesis en unas 6.000 anuales, es «muy parecido» al anterior, ya que pasa a ser universal.