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Impulso internacional tras «Zutik Euskal Herria»

La declaración hará su camino, pero habrá también que darle tiempo

Iñaki IRIONDO

Cuando se contempla la nómina de firmantes de la declaración de Bruselas, se cotejan sus currículos, se comprueba su peso y su talla y se les ve a todos unidos en una declaración sobre Euskal Herria, no es difícil llegar a la conclusión de que para que semejante pléyade de líderes mundiales den un salto así es que, además de un compromiso muy fuerte, deben haberse asegurado de que hay agua en la piscina. Eso lo entiende cualquiera.

Por lo tanto, los propagandistas de la estrategia de Estado que dicta el Gobierno español han optado por ocultar el hecho o, cuando no han podido, tratar de restarle importancia presentándolo como el documento «de Currin», «de mediadores» o «de expertos». Sin embargo, lo que en realidad tenemos ante nosotros es una declaración firmada por personas que han tenido responsabilidades muy importantes en los gobiernos de Sudáfrica, Gran Bretaña e Irlanda, con implicación directa en sus conflictos y que saben lo que es tomar decisiones y afrontar la responsabilidad de las mismas.

Eso lo saben también quienes intentan acallar o minimizar lo ocurrido el martes en la sede del Parlamento Europeo. De hecho, los que sostienen que nada se mueve en la izquierda abertzale, los que señalan que esto es «más de lo mismo», los profetas de más cataclismos, en realidad se preparan ya para un cambio de escenario. Y hasta tal punto llega la contradicción entre su discurso público y sus previsiones internas que ahora son los que más velocidad creen que va a coger el proceso y temen ser atropellados por los acontecimientos.

Si algún pero se le puede poner a la declaración de Bruselas es que ha llegado en vísperas del Aberri Eguna, con lo que en determinados ámbitos ya se han disparado las conjeturas. Hablando claro: ya hay quien espera un comunicado de ETA para el próximo domingo. Desde la más absoluta ignorancia de lo que puede hacer la organización armada en próximos días, semanas y meses, lo cierto es que ésa parece una apuesta demasiado apresurada. Y lo malo de crear expectativas urgentes es que degeneren en frustración si no se confirman.

Vivimos un conflicto de décadas que no se va a resolver en dos días. El propio muñidor de la declaración, Brian Currin, habló de movimientos en los próximos «doce meses». Esperemos que tampoco nos lo fíen tan largo, pero él mejor que nadie sabe lo que se dilatan los plazos en este tipo de procesos, y lo que cuesta que cada paso pueda darse sobre tierra firme para no despeñarse en cualquier momento.

Es preciso tomarlo con perspectiva. No dejarse llevar por las reacciones a botepronto. Muchos de los que descalificaron «Zutik Euskal Herria!» dan ahora por buena la voluntad de la izquierda abertzale. También la declaración de Bruselas hará su camino.

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