Con todo en contra, el Arsenal consiguió anoche una igualada con sabor a victoria ante el Barcelona en Ashburton Grove. El conjunto dirigido por Wenger superó todas las adversidades que se le plantearon durante el encuentro. Y no fueron pocas.

Durante el primer cuarto de hora de partido, el Barcelona ofreció todo un recital. Los blaugranas gozaron de una altísima posesión y llegaron una y otra vez a las inmediaciones del área de Almunia. El meta navarro, con grandes intervenciones, algún zaguero gunner bajo palos y el desacierto de los delanteros catalanes evitaron que los de Guardiola tomasen ventaja en el marcador. En apenas 15 minutos, el Barcelona ya había chutado a puerta en nueve ocasiones.

La llegada del gol de los blaugranas parecía cuestión de tiempo. Más aún cuando la noche se torció sobremanera para el Arsenal con la marcha de Arshavin por lesión. Los ingleses lograron salir de la cueva y quitarse de encima el acoso al que le estaba sometiendo el Barcelona. Nasri era el jugador más activo en una escuadra que intentaba no correr detrás del balón.

William Gallas fue el siguiente gunner en caer. Otros problemas físicos dejaron fuera de combate al defensa galo. Siguiente contratiempo, Fàbregas vio la cartulina amarilla y, por consiguiente, se perderá el choque de vuelta en el Nou Camp por sanción. El catalán no ha jugado nunca en el coliseo blaugrana y cabe recordar que abandonó La Masia para fichar por el conjunto londinense en 2003.

Pareció un milagro que el choque llegase con empate a cero al descanso. Poco duró la igualada tras la reanudación. Ibrahimovic abrió el marcador en apenas unos segundos y evidenció ser un futbolista capaz de inventar en cualquier jugada. Tan frío como técnico, tan desesperante como genial. Así es el sueco. Un nueve que se encontraba ante una de sus grandes noches, ya que también fue el autor del segundo tanto culé.

El Barcelona se creyó superior, comenzó a gustarse y lo pagó muy caro. Echó el freno de mano pensando en sus próximos compromisos ligueros y estuvo a un paso de complicarse la vida en Europa. El velocísimo Theo Walcott acortó distancias tras una gran jugada del equipo de Arsène Wenger. El tanto espoléo a los gunners y, salvo con una llegada clara de Messi, fue el Barcelona quien sufrió el acoso de los jugadores ingleses.

Un penalti y posterior tarjeta roja para Carles Puyol abrieron las puertas al empate. Cesc Fàbregas puso el dos a dos en el marcador desde los 11 metros pero también acabó deteriorando su maltrecho estado físico. Casi no hubo tiempo para más, pero los rostros de asombro en el plantel catalán eran evidentes. Incluso en el semblante de un Thierry Henry que fue recibido como un héroe por parte de la afición del Arsenal.

Es evidente que el Barcelona sigue siendo favorito, pero los culés no deberán descuidarse ante su joven y talentoso rival.