Se ha hablado mucho sobre la cuestión del papel de las víctimas de ETA en el borrador del plan «Convivencia democrática y deslegitimación de la violencia (2010-2011)», con el que el Gobierno de López quiere reformular el «Plan vasco de educación para la paz y los derechos humanos (2008-2011)» del anterior Ejecutivo tripartito.

Sin embargo, conviene señalar que el nuevo plan tiene una línea transversal en todos sus apartados que señala que «difícilmente podemos avanzar en la profundización de los valores democráticos sin defender y reivindicar de forma decidida y clara el sistema democrático». Y no se trata de un aspecto genérico, sino de «la reivindicación de las instituciones democráticas, en especial del Estado constitucional», según se recoge literalmente en el borrador distribuido a los grupos parlamentarios.

El Gabinete del PSE reconoce que en este terreno va a contrapelo de la sociedad vasca, por lo que su intención es «propiciar un cambio de actitudes en el conjunto de la ciudadanía que asuma el sistema democrático como garantía de convivencia en libertad».

Y el sesgo que tiene su sentido del «sistema democrático» vuelve a quedar claro cuando afirma que «el Gobierno está convencido de que la memoria de las víctimas del terrorismo constituye la defensa permanente de la tolerancia y la pluralidad política de la sociedad vasca, pues fueron asesinadas por representar de una forma u otra precisamente esa pluralidad». A lo que añade que «la causa por la que fueron asesinadas se convierte así en un elemento constitutivo de los valores democráticos».

Marginar al que no lo reconozca

Siendo consecuente con estas premisas, el plan gubernamental pretende con sus medidas proporcionar «un nuevo impulso al objetivo de marginar definitivamente las actitudes y opiniones que al no reconocer las instituciones democráticas y los valores de la tolerancia, la pluralidad política y la libertad personal abren el camino de la justificación de la violencia».

Además de al sistema educativo reglado, el Gobierno otorga un papel especial a EITB en la extensión de sus valores. Y se contempla, por tanto, que el lehendakari, «como impulsor del presente plan, suscribirá un convenio con el ente público que conforme el marco adecuado para la colaboración entre el Gobierno y el citado ente en orden a los cumplimientos de los objetivos del propio plan».

El borrador de dicho convenio marco «está prácticamente cerrado», aunque el plan de Lakua no ha sido todavía aprobado ni por el Gobierno ni por el resto de grupos parlamentarios.

El convenio contempla el establecimiento de planes anuales para EITB, en cuya redacción, además de Lehendakaritza, participarán también los departamentos de Interior, Cultura, Educación y Justicia.

Se prevé que EITB no tenga sólo un papel de receptor de las ideas del Gobierno, sino que un representante del ente público forme parte, junto a las asociaciones de víctimas de ETA, del Consejo Consultivo que coordine e impulse el plan.

Objetivo asumido por EITB

El objetivo de que EITB pasara a ser punta de lanza en la defensa del Estado constitucional ya se recogía en el pacto PSE-PP que posibilitó la investidura de Patxi López como lehendakari. En el acuerdo se recogía textualmente que «procederemos a una reforma profunda de EITB para garantizar una línea editorial que respete y defienda nuestro marco institucional».

La nueva dirección del ente dio pronto muestras de la asunción de este objetivo. El 21 de diciembre, el director general de EITB, Alberto Surio, defendió en el Parlamento la emisión por primera vez por ETB del discurso de Nochebuena del rey de España como «un gesto de normalidad institucional, de respeto a las instituciones». Añadió después que «dentro de ese servicio público está la defensa activa de las instituciones que han permitido nuestro autogobierno y que garantizan la libertad y la convivencia», entre las que se encontraría la Monarquía.

Además, el pacto PSE-PP contempla que ETB impida «dar cobertura o facilitar espacios a los terroristas, a organizaciones ilegalizadas o a quienes les representan, justifican o amparan sus decisiones».

Esta consigna se ha asumido hasta el punto de que todos los políticos entrevistados en los últimos meses en EITB han sido preguntados por los movimientos de la izquierda abertzale y, sin embargo, ningún líder de este sector político ha tenido derecho a la palabra.