REAL MADRID 0

BARCELONA 2

El Barcelona le está cogiendo el gustillo al Bernabéu y seguro que también medidas en el caso de que llegue a la final de la Champions. Lo de ayer fue un prolegómeno de lo que puede ser una auténtica catastrófe para la hinchada merengue: ver levantar a Puyol la «orejona» en su estadio. Pero antes de que suceda eso, la escuadra azulgrana volvió a demostrar su superioridad, no tan insultante como la del año pasa- do, pero determinante para el devenir de la Liga.

La conexión Xavi-Messi hizo estragos en un Real Madrid que sólo aguantó la primera media hora y luego tuvo que rendirse a la evidencia. Queda competición para que pueda pasar cualquier cosa -al Barça le quedan dos encuentros de mucho desgaste ante el Inter-, pero el golpe moral seguro que les pasará factura a los de Pellegrini.

El inicial respeto mutuo fue una pesada losa para el espectáculo. La intensa presión por ambas partes -se jugaba en un espacio muy reducido con las dos líneas defensivas tremendamente adelantadas- agobiaba cualquier detalle futbolístico.

Guardiola había dado otra pincelada de sorpresa a su dibujo táctico. La campaña pasada alineó a Messi como ariete y echó a Eto´o a la banda derecha, lo que desconcertó al Real Madrid, y en esta ocasión planteó un Alves adelantado al carril y Puyol escorado al lateral, entre otras cosas para medirse a Cristiano Ronaldo. No le gustó el experimento al de Santpedor, que corrigió a sus hombres después del descanso.

Ante tal disposición, el Real Madrid planteaba un doble pivote -Xabi Alonso y Gago- muy pegagoso, con Marcelo por la izquierda y Van der Vaart algo más libre. Con todo ello, y fiel a su estilo, el Barça peleaba por hacerse con el cuero, pero molesto ante una maraña blanquecina que le hacía la vida imposible y le robaba balones muy peligrosos. Los azulgrana disponían de la pelota, pero eran los merengues quienes amenazaban con arrancadas eléctricas y jugadas de uno contra uno ante Piqué y Milito. Ninguna de ellas fructificó en nada positivo para los anfitriones. En esas se estaba, hasta que Messi, quien comenzó a dar visos de actividad en un posible penalti en el 11, sacó del atasco a los suyos a la media hora,

Una perfecta pared con Xavi prolongó el estado de gracia del mejor jugador del mundo y comenzó a encarrilar el choque del lado culé. A los de Pellegrini ya no les servía esperar y atosigar, tenían que llevar la iniciativa tras el paso por vestuarios, pero fue cuando el Barcelona ejecutó aquello en lo que es maestro: hacerse dueño del esférico y matar en un lance.

El que tuvo la salida en velocidad de Pedro ganando la espalda a Arbeloa y cruzando perfecto para subir el 0-2 al elec- trónico, lo que ponía muy cuesta arriba el choque para el Real Madrid, quien ya se lanzó a la desesperada. Ese fue el momento de los porteros. Valdés y Casillas justificaron su categoría y evitaron el primero que anotara Ronaldo, Van der Vaart y Guti, y el segundo que Messi hiciera una auténtica carnicería con sus diagonales.