«La sierra de Aralar estuvo bajo el mar y hoy está a 1.400 metros por encima»
Licenciada en Ciencias Geológicas por la UPV-EHU, esta investigadora ha presentado su tesis sobre los cambios ocurridos en Aralar durante el Aptiense Inferior, hace unos 120 millones de años, una edad de intensa actividad volcánica en la Tierra durante la que esta sierra se encontraba bajo el agua.
Joseba VIVANCO
¿Por qué la sierra de Aralar?
Hay una línea de investigación con una antigüedad de más de 30 años en el Departamento de Estratigrafía y Paleontología, que ha investigado los materiales de edad Aptiense-Albiense de la región Vasco-Cantábrica. Se han llevado a cabo hasta ocho tesis en torno a este tema. Sin embargo, la sierra de Aralar, para esta edad, quedaba por investigar detalladamente. Además, Aralar es una referencia paisajística y un patrimonio geológico de primer orden que prometía un trabajo de campo muy satisfactorio en términos científicos y personales.
Lo cierto es que nos cuesta imaginar que un día esa sierra estuviera bajo el agua...
Mi consejo es que para hacerlo debemos transportarnos en el tiempo, no un día, ni un año, ni un siglo... hablamos de millones de años. Y entender también que «todo fluye y nada permanece», como ya defendió el filósofo griego Heráclito de Éfeso. Si nos fijamos en los fósiles de las rocas de Aralar, en su mayoría son fósiles marinos, como los extintos ammonites, corales, conchas de bivalvos, dientes de tiburón... Luego Aralar estuvo bajo el mar. Quizás ahora sea momento de pensar cómo ha podido elevarse hasta los más de 1.400 metros sobre el nivel del mar. Y es que las montañas no siempre han estado donde están, sino que ha habido fuerzas internas de la Tierra que han hecho que se plieguen, se eleven y, hoy, se erosionen.
¿Cuál era la imagen en esa zona hace 120 millones de años?
Yo me imagino diferentes escenarios y, si tuviera que destacar alguno, destacaría el de un mar. Un mar poco profundo, de unos 10 metros de profundidad, de aguas cálidas y limpias para el sureste de Aralar, en el entorno de Madotz; y el mismo mar pero más profundo hacia los refugios de Igaratza y aún más profundo hacia Ataun, al oeste de la sierra. Además, me imagino en Madotz un pequeño arrecife de corales, un medio equiparable al de la Gran Barrera de arrecifes mayas, por ejemplo, pero en pequeñito.
La plataforma arrecifal de Madotz y su colapso...
Sí, en Madotz, durante el Aptiense más inferior se desarrolló una plataforma arrecifal, es decir un «arrecife de corales», donde los corales proliferaban y construían las rocas, y que desapareció de forma drástica y repentina. Nosotros relacionamos este colapso de los bioconstructores de arrecifes con la acidificación de los océanos provocada por el intenso vulcanismo que se estaba produciendo bien lejos, en el Pacífico.
¿Las erupciones volcánicas de esa época cambiaron el sistema terrestre de esta zona?
Es fácil pensar que erupciones volcánicas que dieron lugar a nada más y nada menos que 60x106 km3 de volumen de rocas ígneas tuvieron que influir de alguna forma en todo el sistema terrestre. La introducción de grandes sumas de CO2 a partir del intenso vulcanismo puede favorecer un clima de tipo Greenhouse, es decir, un aumento de la temperatura, de las lluvias y, por tanto, de los aportes de sedimentos desde los continentes. Estos aportes habrían aumentado los nutrientes en los océanos, que a su vez habrían favorecido el bombeo de carbono orgánico a los fondos marinos. En definitiva, el ciclo del carbono que afecta a todo el sistema se vio perturbado y, por tanto, Aralar estuvo afectada por estas perturbaciones, como hemos observado, con el colapso de la plataforma coralina de Madotz y la proliferación de ammonites en Igaratza.
Las series sedimentarias encontradas en Aralar han sido muy destacadas con respecto a las halladas en otros lugares...
La tesis ha sido una caja de sorpresas, como lo es el mundo de la Geología. Y una, haber encontrado series de hasta 1.000 metros de espesor para el Aptiense inferior. Tener series de 1.000 metros es tener un registro geológico muy amplio en comparación con otras series de 20 metros del Aptiense inferior. Como símil, podríamos decir que en Aralar tenemos un libro de 1.000 hojas muy bien documentado y que en otro lugares los libros tienen menos hojas o algunas están arrancadas.
Entre tantas sorpresas, ¿con qué se quedaría de su tesis?
A nivel científico, con que Aralar se ha puesto en el punto de mira de todos aquellos investigadores del Aptiense. Aralar es una referencia a nivel mundial y hemos caracterizado series muy potentes para esta edad de cambios dramáticos, en donde se ha precisado la datación con ammonites y en donde se han registrado cambios paleoceanográficos tanto en el ambiente marino somero de una plataforma como en su parte más profunda.
¿Y esto es un punto y seguido?
Sin duda, como creo que lo es casi cualquier investigación. Mi idea ahora es seguir investigando el Aptiense, tanto en las series de Aralar como de otros puntos del planeta como los Alpes, los Apeninos y el sudeste francés, para tener una idea más global de este momento tan importante de la historia de la Tierra. Así que... ¡cruzando los dedos para ser agraciada con una beca postdoctoral! Por cierto, entender aquellos cambios nos puede ayudar a entender el cambio climático actual y hacer predicciones. Hutton, padre de la geología, en el siglo XVIII ya dijo que «el presente es la clave del pasado», y algunos añadimos que el pasado es la clave del presente y del futuro.
«Aralar es hoy una referencia mundial en el Aptiense-Albiense, hace 120 millones de años. Su registro geológico es muy amplio en comparación con otros lugares»
«Durante el Aptiense más inferior se desarrolló en la zona de Madotz una plataforma de arrecifes coralinos que se colapsó por el vulcanismo»