Maite SOROA | msoroa@gara.net
Abundan en sus errores
La presunción de inocencia es tan escasa en estos pagos como el pelo en las ranas. Era cosa sabida pero, a escasas horas del fiasco del «caso Egunkaria», vuelven a las andadas el ministro de la porra y los periodistas del coro.
Ayer en «Estrella Digital», Germán Yanke se refería a la última redada de la Guardia Civil y la Audiencia Nacional para dictar sentencia: «La última operación policial (y judicial) contra ETA resulta reveladora. Los abogados detenidos no lo han sido como tales ni como prestadores de los servicios de defensa a los terroristas de la banda, sino como personas que presuntamente formaban parte del entramado de la banda, ya fuese para transmitir mensajes y consignas, recoger información para acciones violentas o para facilitar en su caso la huida, como han señalado los responsables de Interior». Ya ven que aquí las pruebas, las declaraciones judiciales o los juicios son cosa menor. Lo importante es lo que diga la Guardia Civil.
Para sostener su sentencia, Yanke recordaba a todos la doctrina que hizo oficial Mayor Oreja: «ETA es una banda terrorista que no está integrada sólo por pistoleros. Funciona como una hidra bien organizada y disciplinada en la que muchos otros, en distintos campos, desempeñan papeles coordinados sin los cuales la banda no sería lo que es. Una persecución eficaz tiene que ser, en primer lugar, respetuosa con la ley y con sus garantías, pero, al mismo tiempo, no puede olvidar que lo que se trata de eliminar, la banda, funciona de esa manera, al estilo de las organizaciones criminales». El tío, como verán, no aprende de sus propios errores. Y es que la hemeroteca -ya lo advertimos anteayer- es muy traicionera.
Lean lo que escribió el mismo Germán Yanke en «Libertad Digital» el 3 de marzo de 2003: «A Marcelo Otamendi (Martxelo, dice él en un idioma raro, que no es vascuence) le conozco hace tiempo. (...) Habrá quien crea todavía que estamos hablando de periodismo (...) quienes sigan haciéndolo son patanes o malintencionados. Otamendi ha demostrado que no es sino un desgraciado agente de la dictadura etarra y, como sabe el juez Del Olmo, el custodio, en Egunkaria, de sus operaciones financieras. Está en el ajo terrorista». Luego pasó lo que pasó, pero les importa un pito.