Raimundo Fitero
Humo
Será una mera coincidencia, pero si aplicamos alguna ley numérica que nos inventemos ingeniosamente para la ocasión, lo sucedido con el volcán Eyjallajökull y el equipo de «Desafío extremo» de Cuatro parecen formar una extraña paradoja entre dos acontecimientos encadenados. Por un lado, Islandia, un Estado en quiebra; por el otro, Cuatro, una cadena rota, regalada a Tele 5, que sigue manteniendo programas por inercia ya que no puede quedarse en blanco, pero que va quemando programas, profesionales, dilapidando lo poco que tenía no se sabe si como estrategia de derrumbe antes de la entrega al nuevo comprador o como destrozo pactado por el adquiriente para debilitar a las plantillas, parrillas y demás elementos estructurales y de personal organizado. Los trabajadores de Prisa de manifestación con su consejero delegado. Los de Tele 5 de celebración por cumplir veinte años. El humo ciega tus ojos.
Esa columna de humo de varios kilómetros de altura es uno de los grandiosos espectáculos que proporciona la naturaleza para advertirnos de nuestra pequeñez, de nuestra nimiedad. Nos creemos los reyes del mundo, los propietarios de la Tierra, los que podemos destruir y construir, pero de vez en cuando, en manifestaciones de frío, calor, agua o fuego, nos recuerda nuestra madre, la naturaleza, que ojito, que cualquier día de estos se cabrea todavía más y nos convierte en polvo, en humo, en sombra, en vestigios.
Esa columna de humo negro que atraviesa Europa, acercándose a Asia, dando sombra a parte de Oceanía, es una majestuosa manifestación de poderío. No puede aplicarse ningún principio metafórico, ni explicación mágica, y dudo que haya una rotunda aclaración científica, se trata de un hecho, de un acontecimiento, de los muchos que nos esperan, que se unen a terremotos, tsunamis, lluvias persistentes, sequías criminales, para reforzar la creencia en el error histórico del concepto de desarrollo económico y social que algunos regímenes políticos y militares han implantado para intentar lograr bienes terrenales inabarcables para unos pocos a costa de poner en peligro a toda la Humanidad, a todos los terrícolas. Por el humo se sabe dónde está el fuego.