GARA > Idatzia > Mundua

Los monjes budistas se incorporan a las labores de rescate en Tíbet

La cifra de muertos en el terremoto que el miércoles asoló la provincia de Qinghai, fronteriza con Tíbet, siguió elevándose ayer hasta alcanzar las 1.144 personas. Entretanto, incluso los monjes budistas tibetanos se han sumado a las complicadas labores de rescate.
p025_f01_148x108.jpg

AFP |

Dos días después del seísmo que ha causado al menos 1.144 muertos en la remota provincia occidendal china de Quinghai, fronteriza con Tíbet, prosiguieron las labores de rescate, a la que se sumaron los monjes budistas tibetanos. El primer ministro chino, Wen Jiabao, visitó la zona del desastre.

Entretanto, los vehículos cargados de ayuda comenzaron a llegar a la devastada ciudad de Gyegu (Jiegu, en chino), cerca del epicentro del terremoto que el miércóles asoló una zona de difícil acceso en la meseta tibetana.

Miles de supervivientes despertaron ayer tras una segunda noche a la intemperie, con unas temperaturas que descienden hsata los cinco grados bajo cero, con hambre y rodeados del olor de cuerpos en descomposición.

Wen Jiabao llegó la noche del jueves a Gyegu, donde el 85% de los edificios se desplomaron, y prosiguió durante el día de ayer, informó la agencia Nueva China.

«La prioridad es salvar a la gente. No vamos a renunciar en tanto quede un rastro de esperanza», manifestó.

Los equipos de rescate, que los días anteriores excavaban a mano descubierta, ayer estaban ya equipados con material pesado que, sin embargo, parece no ser suficiente. El desastre es de tal magnitud que incluso los monjes budistas tibetanos se sumaron a las labores de salvamento.

«¡Aquí hay gente! Hay que encontrarlos. No podemos parar hasta que los saquemos», exclamó uno de los monjes mientras retiraba escombros.

Para la mayoría de los damnificados, la situación es desesperante. «He perdido todo», afirmaba una mujer de 52 años que ha perdido a diez miembros de su familia y que deambulaba entre las ruinas protegiendo con su abrigo a su sobrino de cuatro años. «No tenemos nada, ni siquiera algo para comer», se lamentaba.

El terremoto, que alcanzó una magnitud de 7,1 grados en la escala de Richter, según las autoridades chinas, fue de una intensidad similar al que devastó Haití, el pasado 12 de enero.

El seísmo golpeó a un área rural de extrema pobreza, destruyó viviendas de adobe y edificios de madera, pero también los de material «duro», como las escuelas.

El presidente, Hu Jintao, interrumpió su periplo por América Latina, debido al «enorme desastre».

417 desaparecidos

El número de personas desaparecidas tras el terremoto del miércoles en Quinghai asciende a 417, según las últimas cifras oficiales publicadas ayer.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo