El lápiz de Urmeneta y el ojo crítico de Aguirresarobe ganan el Vasco Universal
El Gobierno de Lakua ha premiado al cineasta Javier Aguirresarobe, que atesora seis premios Goya y un Oso de Plata por su trabajo como director de fotografía, y al diseñador navarro Mikel Urmeneta, creador de la Fábrica de Dibujos Kukuxumusu, como los vascos universales del año 2009. El jurado, compuesto por ex lehendakaris, rectores y directores de medios, han querido premiar la difusión de la cultura vasca a través del diseño y del cine.
Aritz INTXUSTA | IRUÑEA
El dibujante inclasificable Mikel Urmeneta, alma mater de Kukuxumusu, y el director de fotografía Javier Aguirresorabe han sido reconocidos como los vascos universales de 2009. El director para los ciudadanos vascos en el exterior, Juan Celaya, y el responsable de comunicación de Caja Laboral dieron a conocer ayer este premio compartido, que reconoce este año la labor de difusión de la cultura vasca a través del cine y del diseño.
«Al principio pensé que por mi amor al vino me concedían el Baco Universal, luego ya entendí que se trataba de algo más serio», bromeaba ayer Urmeneta. El diseñador de la Fábrica de Dibujos Kukuxumusu vive en Nueva York desde hace unos años, pero subrayó la importancia de que «el premio recaiga en manos de alguien de Iruñea, ya que, de alguna manera, esto puede contribuir a que los navarros recuperemos nuestra compleja y misteriosa memoria histórica y prehistórica, que, eliminando complejos, miedos, intereses y política, la vasca». De esta forma, el nombre de Urmeneta se suma al de los otros dos navarros distinguidos con este galardón, el científico Pedro Miguel Etxenike y el misionero Pablo Mandazen.
Aguirresarobe y Urmeneta recogerán el premio que le ha concedido un jurado integrado por ex lehendakaris, rectores universitarios, directores de medios y representantes sociales, el próximo 1 de julio de mano del lehendakari Patxi López.
Urmeneta considera que más que a él en concreto, «gran parte de este premio se me ha otorgado como cabeza visible de Kukuxumusu, por lo que tanto a mis socios Txomin Domínguez y Koldo Aiestaran como a todos los que trabajan en la Fábrica de Dibujos e Ideas les pertenece parte de él».
El irreverente diseñador iruindarra que siempre va de negro, aunque sea San Fermín, ha logrado vestir con colores vivos a buena parte de los vascos e incluso que luzcan con orgullo en su pecho enormes magdalenas. Hoy hay tiendas de Kukuxumusu en 60 países.
Urmeneta nació en una familia de artistas el día de Navidad del año 1963. Su padre y su madre también dibujan. Además, es el mayor de los varones y hermano de Asisko Urmeneta, que ahora trabaja en un largo de animación sobre la figura del bardo de Itzaltzu, Gartxot.
Como reconoce el propio Urmeneta, de joven era un desastre en los estudios. Pero gracias su habilidad con el lápiz y la cámara de fotos, se hizo un hueco en la publicidad. A los 22 años ya editaba y dirigía la revista «Argaray», que dejó para lanzarse a viajar por todo el mundo, visitando los cinco continentes, desde Papúa hasta Cuba. En medio de uno de esos viajes, Urmeneta tuvo la idea de fundar la empresa Kukuxumusu junto con otros dos amigos de Iruñea, Koldo Aiestaran y Gonzalo Domínguez, Txomin.
Aiestaran confesaba ayer que los tres decidieron crear la empresa «porque teníamos veintitantos y andábamos con ganas de hacer algo que no fuera robar dinero en casa para cocernos». Entre los tres comenzaron a «difundir los signos y los rasgos culturales de Euskal Herria, pero con el trazo y el humor que les imprimía Mikel». El cofundador de Kukuxumusu y amigo íntimo del ganador del vasco universal de este año, considera que el premio hace justicia. «Si miramos a hoy a Euskal Herria, vemos que a lo largo de estos veinte años se ha notado cierta influencia de los diseños de Kukuxumusu en el arte gráfico. Además, siempre hemos trabajado codo con codo con otras instituciones culturales de Euskal Herria, prestando nuestros dibujos para la difusión de la Korrika y a las ikastolas en Nafarroa». Los dibujos de Urmeneta también han ilustrado campañas de Greenpeace, Amnistía Internacional, Acción contra el Hambre, el Campeonato del Mundo de Pelota o el festival de Jazz de Gasteiz, entre otras.
Un vasco cosmopolita
Urmeneta representa la cultura vasca en Nueva York como persona y como personaje. Conoció la ciudad en su etapa viajera, en el año 86. Según su amigo Aiestaran «Nueva York está hecha a su imagen y semejanza. La mezcla de culturas, ese supercosmopolitismo, le encanta porque es un personaje muy polifacético y ahí está en su salsa».
Siempre amable con la prensa, Urmeneta rompe el tópico de vasco adusto y cerrado. El hombretón esconde tras una densa barba una enorme sonrisa que utiliza para bromear y escandalizar. Su trabajo siempre ha estado vinculado al humor y a la fiesta. En concreto, a la de San Fermín. Aiestaran afirma que, en parte, todo surgió a raíz de un deseo de «cambiar la estética de las camisetas que se vendían en San Fermín. Ahora las fiestas de Iruñea se han convertido en la marca de la casa y nuestra filosofía se ha impregnado también del desmadre sanferminero. Vieinte años después, San Fermín se ha convertido en nuestro carné de identidad».
El propio Urmeneta destacaba ayer que se alegraba de que no fuera un premio «político» porque su intención es difundir la cultura vasca en el mundo a través del dibujo. «Es bonito pasear por el mundo sabiendo y explicando de dónde vienes y escuchar de dónde vienen los demás. Es curioso porque el intercambio cultural refuerza nuestros orígenes y los hace universales, a la vez que nos hace más humanos y menos importantes».
El dibujante de Kukuxumusu valora el premio porque puede servir para que «los navarros recuperemos nuestra misteriosa memoria histórica y prehistórica, eliminando complejos, miedos y política, la vasca».
Javier Aguirresarobe (Eibar, 1948) recibió la noticia del nuevo galardón en Los Ángeles. Con apenas cinco minutos libres para hablar de este nuevo premio, reconoció a este diario sentirse «muy emocionado al pertenecer a una lista en la que estuvieron también Eduardo Chillida y Jorge Oteiza, entre otros. El nivel que tiene este premio es lo que más me afecta», aseguró el director de fotografía eibarrés.
Aguirresarobe comenzó su carrera en la década de los 70. Aunque cursase estudios de óptica, una vez obtenida la diplomatura, comenzó la carrera de periodismo. Más tarde ingresó en la Escuela Oficial de Cine de Madrid donde coincidió con Imanol Uribe, Ángel Luis Fernández y Julio Madurga, entre otros. Su primer trabajo en el mundo del cine profesional fue en «Hay que matar a B.» (1973) de José Luis Borau, como auxiliar de cámara. En 1973 realizó su primer trabajo como director de fotografía en «Rumores de furia» (1973), cortometraje de Antón Merikaetxebarria. Según explicó a este rotativo, «el cine es un trabajo en el que hay que tener mucha constancia, y donde hay que ir poco a poco», y así lo hizo, sin prisa pero sin pausa.
Una de las épocas más decisivas de su carrera llegó en los 70 con la emergente cinematografía vasca, convirtiéndose en el fotógrafo por excelencia del cine de Euskal Herria. En 1977 colaboró junto a su amigo Imanol Uribe por primera vez en el corto «Ez». Después de encargarse de la fotografía del largometraje de Fernando Colomo «¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste?» (1978), siguió con su labor en el cine local trabajando en diversas películas, tanto de largo, como de corto metraje. Son los casos de «Irrintzi» (1978) de Mirentxu Loyarte, «El proceso de Burgos» (1979) de Imanol Uribe, «Barregarriaren dantza» (1979) de Montxo Armendáriz, «Euskal Herri-Musika» de Fernando Larruquert o de los cortos de la serie «Ikuska».
«Mis comienzos en el cine llegaron con la eclosión del cine vasco, entre las décadas de los 70 y 80. Trabajé sobre todo con Imanol Uribe, con quien realicé `La Fuga de Segovia', `El proceso de Burgos' y `La muerte de Mikel'», explicó. Con estos trabajos consiguió «hacer carrera», tras lo cual se trasladó a Madrid a apostar por nuevos títulos.
En la segunda mitad de los ochenta participó en diversos proyectos como «Golfo de Vizcaya-Bizkaiko golkoa» (1985) de Javier Rebollo -Premio de la Agrupación de Fotógrafos en el Festival de Donostia a la Mejor Fotografía-, «27 horas» (1986) de Montxo Armendáriz, «Remando al viento» (1986) de Gonzalo Suárez o «El bosque animado» (1987) de José Luis Cuerda, entre muchos otros.
El «gran salto» en su carrera, según reconoció, llegó a partir de 1991, cuando realizó junto con la desaparecida Pilar Miró «Beltenebros» -por el que recibió un Goya ese mismo año-. En esa década su obra siguió progresando, participando en producciones estatales y colaborando con los mejores directores vascos del momento. Pueden destacarse obras como «Andar Bengala» (1990) de M.G. Rojas -Premio del Festival de Nueva York por su Calidad Fotográfica-, «El sol del membrillo» (1992) (con Ángel Luis Fernández) de Víctor Erice -Premio a la Mejor Fotografía en la II edición de los Premios al Cine Vasco-, «Antártida» (1995) de Manuel Huerga -Premio Goya 1996 a la Mejor Fotografía-, «El perro del hortelano de Pilar Miró» (1995), -Premio Goya 1997 a la Mejor Fotografía-, «Secretos del corazón» (1996) de Montxo Armendáriz, -Mejor Fotografía en la VI edición de los premios al Cine Vasco de «El Mundo»- o «La niña de tus ojos» (1998) de Fernando Trueba -Premio a la Mejor Fotografía en la undécima edición del Festival Internacional de Comedia de Peñíscola-, entre otros muchos.
Luego vinieron «Los Otros» (2001) y «Mar adentro» (2004) de Alejandro Amenábar y «empecé a contar con más crédito». Años más tarde, decidió trasladarse a Los Ángeles y probar en la industria estadounidense, una apuesta que le ha dado éxitos como «Vicky Cristina Barcelona» (2007), de Woody Allen, o «The Road» (2009), de John Hillcoat, basada en la novela premio Pulitzer de Cormac McCarthy.
En esos lares, «donde me han recibido muy bien», continúa trabajando Aguirresarobe, ahora junto con Chris Weitz, con quien ya colaboró en «Luna llena» (2009). Ahora, comenzarán juntos a trabajar en «Jardinero», una historia sobre «un chicano sin papeles en EEUU». «Es una película muy a la europea, aunque esté rodada en EEUU», apuntó. «Los proyectos que tienes entre manos, cuanto más grandes son, también son más interesantes. Es verdad que tienes mayor responsabilidad, pero también cuentas con mayor autoridad en el proceso de producción, y los medios también son mayores. Son más asequibles de lo que parece», aseveró. Así, se mostró contento con el nuevo proyecto entre manos, sobre todo con la tématica en la que se adentra. «A mí el cine que me gusta es aquel que contando pequeñas historias cuenta historias de la vida», concluyó el director cinematográfico. Ariane KAMIO