Los liberales se perfilan como posible clave en la formación de gobierno
Las elecciones generales británicas se caldean aún más. La victoria del liberal Nick Clegg en el primer debate televisivo de la campaña electoral le ha abierto la posibilidad de acabar con el tradicional bipartidismo británico entre laboristas y conservadores.
Soledad GALIANA
Este era un debate histórico, ya que por primera vez los líderes de los tres principales partidos británicos -el laborista Gordon Brown, el conservador David Cameron y el Liberal Demócrata Nick Clegg- se iban a enfrentar de igual a igual ante los medios. Y la audiencia de 9,4 millones ha declarado vencedor de este primer round -habrá otros dos debates en las próximas dos semanas- al recién llegado Clegg.
Los temas clave de este debate fueron la inmigración, la criminalidad, el escándalo de los gastos parlamentarios, el estado de la economía y los presupuestos públicos, defensa y sanidad. En la primera cuestión, Brown y Cameron apostaron por el endurecimiento de los controles fronterizos, mientras que Clegg propuso una distribución de inmigrantes en aquellas regiones que disponen de medios para mantenerlos.
Respecto a la criminalidad, Brown defendió las actuaciones de su Gobierno, Cameron prometió menos burocracia y más presencia en las calles, mientras que Clegg abogó por políticas de prevención.
Mientras que el conservador y el laborista se disculpaban por la corrupción de algunos parlamentarios, Clegg exigió el fin de los beneficios para cargos electos. Y en materia económica, frente a las medidas de incentivación de Brown, Clegg y Cameron abogaron por el ahorro público.
Encuestas
El resultado del debate no ha sido una sorpresa para nadie: Nick Clegg era el favorito en las apuestas porque era el que menos tenía que perder, ya que el público espera mucho del carisma de David Cameron y muy poco de la sobriedad de Gordon Brown. Lo que no hay que subestimar es la distancia a la que el liberal se ha situado con respecto a sus adversarios. Un 61% de las mil personas que participaron en una encuesta de internet organizada por el diario británico «The Times» eligieron a Clegg como el ganador, frente al 22% que prefirieron a Cameron y el 17% que apoyaron a Brown.
Incluso más interesante es el análisis del rotativo de tendencia laborista «The Guardian», que en una encuesta en la que participaron 505 votantes que antes del debate habían decidido su voto, encontró que un 25% habían cambiado su intención de voto hacia los liberales a raíz de la intervención de Clegg, que recibió un 51% de los apoyos de los encuestados frente al 20% de Cameron y el 19% de Brown.
Esta percepción, que fue reforzada por encuestas publicadas en distintos medios durante el día de ayer, ha sido rechazada por los dos partidos principales. Conservadores y laboristas, que históricamente han vivido en un cómodo bipartidismo, parecen haber encontrado un enemigo común en un Clegg empeñado en hacer de los liberales demócratas la clave de la elección del 6 de mayo y de la formación de un nuevo Gobierno. Mientras Cameron y Brown se empecinaban en mantener el concepto histórico de que la elección es una batalla entre conservadores y laboristas, Clegg disfrutó de la libertad de presentar su partido como una alternativa a aquellos que han «jugado a pasarse el paquete durante los últimos 65 años».
El éxito de Clegg plantea un dilema a los estrategas de los otros partidos: el acercamiento a los liberales, con un ojo puesto en conseguir el apoyo para la formación de Gobierno, o una estrategia de aniquilación contra Clegg. Los laboristas ya han jugado la carta de una posible coalición de Gobierno, con algunos encuentros entre miembros de los dos partidos y más claramente durante este debate en el que «estoy de acuerdo con Nick» se convirtió en la coletilla del primer ministro laborista, Gordon Brown.
Sin embargo, los liberales saben que la victoria de Clegg les transformará en el blanco de los ataques de Cameron y Brown en el próximo debate. La respuesta, en el segundo round, el próximo jueves.